Un remate de cabeza del inglés Ben Watson en el descuento otorgó hoy la Copa de Inglaterra (FA Cup) al modesto Wigan del español Roberto Martínez, que tumbó en Wembley al Manchester City del argentino Sergio “Kun” Agüero.

Los “latics” se hicieron con el primer trofeo de primer nivel en su historia ante los cinco veces campeones del torneo, que terminaron con diez hombres sobre el campo por la expulsión del argentino Pablo Zabaleta.

Mancini tenía depositadas en la Copa sus esperanzas de maquillar a final de curso el balance de una temporada en la que el City quedó último de la liguilla de primera ronda de la Champions y cedió la Premier a sus vecinos del United.

Por ese motivo, era esencial para él superar al Wigan, que visitó hoy la cumbre del fútbol inglés antes de volver a desafiar el abismo del descenso que le espera en la liga.

Si bien la diferencia de nivel teórica entre ambos conjuntos era amplia a priori, el técnico italiano no quiso subestimar al rival y sentó al portero rumano Costel Pantilimon, que había defendido hasta ahora la meta del City en la Copa, con un solo gol en contra, para confiar el puesto al internacional inglés Joe Hart.

Los “citizens” del jeque Mansour bin Zayed llegaban en forma a la final tras haber rotado en los últimos encuentros de una liga ya intrascendentes para ellos, mientras que el bando de Martínez se presentaba en el legendario Wembley desgastado, con numerosos afectados por la batalla que libran para tratar de salvar la categoría.

Las aficiones también afrontaban el duelo desde perspectivas distintas: los hinchas del Manchester, mayoría en Wembley, mantuvieron la calma durante gran parte del duelo, mientras que los de Wigan, pletóricos desde antes del silbido inicial, celebraban cada robo de balón, cada pase de los suyos, como una pequeña victoria.

El City vive hace semanas con cierta relajación en la liga, mientras que los “latics” , en cambio, llegaban a Londres lanzados por la inercia del esfuerzo que están haciendo en cada partido para intentar salir del descenso, determinados a luchar por cada balón.

Quizás por eso el Wigan se fue haciendo en silencio con el control del encuentro y el City se apagaba por momentos en un primer tiempo en el que solo fabricaron una ocasión clara.

El español David Silva caracoleaba en las inmediaciones del área sin consecuencias y los argentinos Sergio “Kun” Agüero y Carlos Tévez cedían el protagonismo al extremo inglés del Wigan Callum McManaman, que guiaban a los “latics” ante un City que no mostró los dientes hasta la media hora, cuando el portero español Joel Robles acertó a salvar un remate de Tévez que muchos veían en la red

El “Kun” y el “Apache” se afilaron tras el descanso y ambos se quedaron a pocos centímetros de decantar la final del lado mancuniano, si bien el Wigan salvó la papeleta y Mancini comprendió que era su turno para tratar de cambiar el rumbo del encuentro.

El italiano trató de desatascar el centro del campo retirando al francés Samir Nasri para encomendar al inglés James Milner la tarea de abrir el campo y subir una marcha el ritmo de los “citizens” .

Mancini quería aprovechar el desgaste en la primera parte de los “latics” , justos de fuerzas, para dar un hachazo en la segunda, pero sus jugadores también acusaban el cansancio a estas alturas de la temporada y poco tiempo después, el técnico del City resolvió dar el inusual paso de sacar a Tévez del campo para meter al centrocampista inglés Jack Rodwell.

A cinco minutos para el final se agravaron los problemas para Mancini con la expulsión de Pablo Zabaleta, que se lanzó al suelo para cortar una galopada de McCarthy hacia la meta de Hart.

El golpe del Wigan llegó cuando Wembley estaba pensando ya en la prórroga: Shaun Maloney sacó un córner con el minuto noventa cumplido para que Watson se adelantara a la defensa del Manchester y sellara la victoria más importante de la historia de los “latics” .