Sorpresón en Bucarest. La campeona del mundo y favorita para ganar esta Eurocopa, la Francia de Didier Deschamps, con una de las generaciones más talentosas de su historia, se despide en octavos ante una descarada Suiza que igualó un 3-1 adverso en los últimos minutos reglamentarios y se impuso en la tanda de penaltis.

Un falló de Mbappé condenó a Francia en los penaltis (4-5), que decidieron un partido mayúsculo en el que Suiza equilibró con corazón y fe su inferioridad técnica, y con Francia mostrando su carácter campeón, aunque la suerte le fue esquiva en los once metros.

Francia llegó al Estadio Nacional de Bucarest con ganas de resolver el partido, escarmentado por la eliminación de la defensora del título, Portugal, ante Bélgica, o la de Países Bajos ante República Checa.

El guión del partido en los minutos iniciales fue el esperado, con una Francia superior que intentaba ser lo más vertical posible, en especial por la banda izquierda gracias a unos activos Mbappé y Griezmann.

Suiza, por su parte, aunque saltó al césped con menos intensidad, marcó pronto y sembró la inseguridad entre los de Deschamps. El inagotable Zuber se encontró con un rechace de la defensa francesa en el minuto 15, sorteó a un defensor y puso un centro impecable al corazón del área que Seferovic mandó al fondo de la red ante la pasividad de Lenglet.

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El gol de los suizos fue un jarro de agua fría para Francia, que vio como, con el paso de los minutos, los de Vladimir Petkovic empezaban a encontrarse más y más cómodos en el terreno de juego.

Con la confianza de ir por delante en el marcador, Suiza sacó su mejor cara en el segundo tramo del primer tiempo y recuperó las buenas sensaciones del partido contra Turquía, con una defensa cada vez más sólida y un excelente trabajo en la presión.

Intentó reaccionar la campeona del mundo, pero las ocasiones brillaron por su ausencia. Un inspirado Embolo, presente tanto en ataque como en defensa, anuló en ese tramo por completo a Kanté y Pogba en el centro del campo.

Movió ficha Deschamps en el descanso, retirando a un errático Lenglet por Coman, abandonando así el esquema de tres centrales para dar paso a un 4-2-4, con Mbappé y Benzema en punta.

Sin dar margen de reacción alguno, Francia terminó de hundir psicológicamente a Suiza al minuto siguiente. Griezmann tiró una excelente pared con Mbappé en la frontal del área y puso un centro al segundo palo que Benzema remató a placer para completar la remontada gala.

A partir de aquí, los de Deschamps fueron superiores en todos los aspectos del juego y controlaron a placer el balón ante una Suiza que concedía cada vez más espacios.

En el centro del campo, a diferencia del primer tiempo, empezó a tener más peso Pogba, que puso el broche de oro a su gran actuación en el minuto 74 con el tercer tanto del partido, un misil desde fuera del área que fue directo a la escuadra suiza.

El choque parecía sentenciado y los ‘fantasmas’ de una posible ‘machada’ espantados, pero, en su único acercamiento con peligro de la segunda mitad, Suiza recortó distancias con otro gran cabezazo de Seferovic.

Francia y Suiza dieron por bueno el empate y esperaron pacientes, sin grandes oportunidades, a que se cumplieran los 120 minutos para preparar la decisiva tanda de penaltis.

En una igualada e inesperada tanda de penaltis, en la que podía respirarse la tensión en el ambiente, Sommer se erigió como el héroe de Suiza parando el quinto y definitivo lanzamiento de Mbappé.