Espanyol y Betis firmaron un empate a cero en Cornellà en un choque sin apenas ocasiones claras, que sirve para que los de Pepe Mel puntúen tras dos derrotas consecutivas y para que los blanquiazules, con más interés que el rival en llevarse la victoria, sigan invictos e ilusionados.
La iniciativa fue blanquiazul en el comienzo. Y prácticamente en todo el choque. El primer acercamiento del Espanyol fue un córner de Simao a los ocho minutos. Al cuarto de hora, Stuani perdonó ante Sara tras recibir de espaldas un pase de Fuentes. El tiro del hispano-uruguayo se fue a pocos centímetros del poste derecho.
Del Betis no había noticias, más allá de un córner de Verdú, muy vigilado, que atrapó Casilla y de la lesión de Nacho, que fue sustituido. Pero las vertiginosas carreras de Cedrick por la banda impedían relajaciones.
Poco a poco, los andaluces equilibraron el duelo: frenaban las transiciones y sujetaban a la medular de Aguirre.
El pulso se mantuvo sin concesiones en Cornellà-El Prat. Un disparo de Nosa para el Betis y algún atrevimiento de Pizzi para el Espanyol. Ambos llegaban poco y sin demasiada claridad.
Nada serio. No había sustos ni ventajas, las tablas estaban en todas partes además de en el marcador.
Los de Pepe Mel, en el minuto 54, estuvieron a punto de adelantarse después de que un centro de Verdú rebotara en el blanquiazul Víctor Sánchez y no entrara por muy poco. Casilla no hubiera podido llegar. Nunca antes el Betis, poco incisivo, estuvo tan cerca de ponerse por delante.
El susto quedó en eso y el Espanyol se recompuso, en parte gracias a la entrada de Thievy. El francés dinamizó el ataque y elevó el ritmo del partido, protagonizando algunas de las pocas oportunidades pericas. En el 73, el galo disparó sin acierto y Lanzarote tampoco aprovechó el rechace.
La ofensiva local no inquietaba al Betis, aunque tampoco respondía demasiado en el área contraria. Braian pidió penalti tras una internada en el área, pero el árbitro no pitó nada. El empate no parecía un mal resultado para Mel, que en el minuto 71 había agotado todos sus cambios, y no quería excesivos riesgos.
Espanyol fue el que puso más interés en romper el 0-0 en el último tramo del encuentro. Thievy mareaba a la defensa y forzó dos saques de esquina, ambos bien controlados por los centrales, Figueras y Amaya. El único intento bético fue un libre directo de Matilla, que se elevó por encima del larguero.