Un control antidopaje realizado por Concacaf en 2018 antes de una concentración de la Selección Mexicana Femenil Sub-20 puso en una pausa de dos años la carrera de una jugadora a quien se le detectó una cantidad de testosterona superior a la que generalmente producen las mujeres.

Semanas después del control se le diagnosticó una condición denominada Desarrollo Sexual Diferente (DSD) y de inmediato dejó de jugar. Desapareció no solo de la convocatoria de la Selección Nacional, sino también de la Liga MX Femenil.

Con base en lo que marca el Código Mundial Antidopaje (CMA) y con el asesoramiento del Comité Nacional Antidopaje (CNA), la Federación Mexicana de Futbol (FMF) solicitó a su club que la jugadora se sometiera a un tratamiento hormonal para ajustar la cantidad de testosterona que produce su cuerpo de acuerdo a los límites establecidos, tratamiento por el cual se vio obligada a pausar dos años su carrera.

Nadie está preparado para lo desconocido’

Sin ser responsable de su condición, la joven futbolista –con quien se platicó, pero cuyo nombre no será revelado por tratarse de información médica confidencial– padeció las consecuencias de ser parte de un tema desconocido, no solo por la FMF, sino también por la FIFA, organismos que hasta el momento no cuentan con protocolos para el manejo de estos casos, como señala Andrea Rodebaugh, exfutbolista mexicana e integrante del programa de la FIFA para el desarrollo del futbol femenil.

“Hasta donde yo sé el tema no se ha tocado en la FIFA. Es un tema muy nuevo, se va a tener que ir analizando y pensando porque no estamos preparados”, aseguró en entrevista . “Nadie está preparado para lo desconocido. Hay muchos rumores porque la sociedad tiene una imagen de lo que es el ideal de la mujer y a cualquiera que no cumpla con esa imagen empiezan a cuestionarla”.

El Código Mundial Antidopaje establece que los niveles de testosterona en el cuerpo de una mujer no deben sobrepasar los 10 nanomoles por litro de sangre (nmol/L). De esta manera, se cree que las deportistas cuyos cuerpos producen más testosterona compiten en desigualdad de circunstancias.

Bajo este parámetro, la jugadora se sometió a un tratamiento hormonal para reducir sus niveles de testosterona. El club al que pertenece se hizo cargo de los gastos, además de que respetó su contrato y le siguió pagando sin jugar. Una vez que sus niveles de testosterona quedaron regulados, regresó para el torneo Guardianes 2020.

Un tratamiento con efectos secundarios

Estos tratamientos se basan en la ingesta de hormonas, pero pueden provocar efectos secundarios como fatiga, reducción de densidad ósea y de masa muscular o problemas circulatorios, así como cambios bruscos de estado de ánimo, tal y como los padece Mara Stefanía Gómez, la primera futbolista profesional ‘trans’ en jugar en la máxima categoría del futbol femenil de Argentina, quien se tuvo que someter a un procedimiento hormonal para poder jugar en el Club Atlético Villa San Carlos.

“Afecta al sistema circulatorio, afecta en lo emocional y en lo psicológico porque a veces estoy bien y a veces mal, mis humores cambian”, relató Mara . El único antecedente similar que existía en el balompié profesional de México era en el varonil con el caso de Adrián Aldrete, a quien en 2010 se le detectaron niveles anormales de testosterona.

Sin embargo, y a diferencia del caso de la futbolista, Aldrete, que entonces jugaba para Monarcas Morelia, continuó con su carrera gracias a un documento que confirma que sus niveles de testosterona son elevados, pero no dentro de un parámetro para ser catalogado como dopaje. Ese documento lo tiene en su poder tanto Cruz Azul como la FMF.

¿Qué es el Desarrollo Sexual Diferente?

El ‘Informe sobre las normas de clasificación deportiva de deportistas con diferencias en el desarrollo sexual’, escrito por médicos españoles en 2019 establece el uso del término Diferencias en el Desarrollo Sexual o DSD. El caso más conocido a nivel mundial es el de la atleta sudafricana, Caster Semenya. El Campeonato Mundial de Atletismo Berlín 2009 fue el escenario en el que se puso en duda el género de la corredora. A partir de ese momento, la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo (IAAF) emprendió una investigación sobre el sexo de Semenya.

Si bien nunca se dieron a conocer los resultados de aquellas pruebas médicas, medios de comunicación filtraron información sobre los altos niveles de testosterona que había arrojado la doble medallista de oro olímpica y tres veces campeona mundial en 800 metros.

Fue así que la IAAF y Semenya se enrolaron en un conflicto que llegó hasta el Tribunal de Arbitraje Deportiva (TAS por sus siglas en francés). La IAAF solicitaba pruebas de sexo sobre la deportista, además de la petición de una reducción de sus niveles de testosterona, mientras que Semenya impugnó cada fallo de la organización: “no es justo que me pidan cambiar, no es justo que la gente se pregunte quien soy”, declaró en su momento.

Una condición genética que pasa erróneamente por dopaje

El doctor José Alonso Fernández-Guasti, investigador del Departamento de Farmacobiología del Centro de Investigaciones y Estudios Avanzados (Cinvestav), explicó que esta condición se origina por la deficiencia en la producción de hormonas o esteroides que produce la glándula suprarrenal. Eso hace que la glándula pituitaria produzca más hormonas de otro tipo, las cuales estimulan la secreción de andrógenos como la testosterona.

“Pueden tener sus órganos sexuales completamente femeninos y aun así tener niveles muy altos de andrógenos, y seguramente por eso dio positivo (la jugadora de Liga Femenil MX) porque como sabemos, una de las formas de doping son los andrógenos”, mencionó Fernández-Guasti.

Una de las formas más comunes de dopaje en que incurren los deportistas que violan las reglas es mediante la ingesta deliberada de andrógenos, pues estos ayudan al aumento de masa muscular y mejoran el rendimiento. Desde 1967, la Comisión Médica del Comité Olímpico Internacional (COI) los integró en la lista de sustancias prohibidas. Dos de los casos de dopaje más famosos en el olimpismo fueron por la detección de estas sustancias: el de Ben Johnson en Seúl 1989 y Marion Jones en Sídney 2000.

El COI etiqueta a los andrógenos como esteroides o agentes anabólicos; es decir, versiones sintéticas o artificiales de testosterona, entre los cuales tiene enlistados a la nandrolona, metenolona, oxandrolona, testosterona, fluoxymesterona, estenazolol, salbutamol, terbutalina, salmeterol, fenoterol y clenbuterol.

Maribel Domínguez sufrió agresiones por su físico

La exfutbolista y hoy entrenadora de la Selección Mexicana Sub 20, Maribel Domínguez, llegó a sufrir agresiones verbales por su apariencia durante su paso por la Selección del Distrito Federal, según relató en 2005 en una entrevista a la Agencia AFP, aunque la entonces delantera nunca se vio obligada a dejar de jugar porque tuviera niveles de testosterona más altos de los establecidos.

“Me presionaron y violentaron porque querían verme desnuda para comprobar que era mujer”, platicó Domínguez hace más de 15 años, cuando entonces era jugadora del equipo femenil del Barcelona. Hoy la futbolista que fue inhabilitada por dos años de la Liga MX Femenil apenas intenta recuperar el camino que le cortaron hace 33 meses, sin haber sido responsable de su condición, para el cual ni siquiera existe un protocolo reglamentado en la FMF o la FIFA, cuyas omisiones provocan casos como el mencionado, pese a tratarse de una joven cuya carrera iba en franco ascenso.