Por más que Miguel Herrera se esfuerza en eximir del revés ante el Cruz Azul al árbitro Jorge Pérez, es traicionado por la sangre caliente.

El director técnico del América afirma que, en el primer capítulo de la final, el silbante tuvo criteros diferentes en jugadas similares… Siempre en contra de las Águilas. No le sorprende, porque está convencido de que sus hombres siempre se miden con dos adversarios: el que les toca y la predisposición de los jueces.

Su teoría está basada en la leyenda de que los árbitros siempre favorecen al conjunto azulcrema.

“Cuando no estuve acá, también me quejaba en contra, pero sólo era un partido ante el América cada seis meses. Te quejas, pero no ves lo que está pasando, lo que sucede en el siguiente partido”, confiesa El Piojo. “Hoy que estás acá, dices que sí se le carga la mano… Y entiendo a los árbitros, porque si pitan una jugada, como el penalti de [Paul] Delgadillo contra el Monterrey. El que dijo que no era es para ponerse lentes o agarrar un perro de lazarillo, porque es a causa de dos circunstancias: una pierna acá y otra allá [de José María Basanta, para trabar a Rubens Sambueza]”.

“Desafortunadamente, el árbitro corre ese riesgo de que siempre se pone en tela de juicio lo que hace bien o mal. Sí es diferente pitarle al América. Ya estando aquí te das cuenta de eso, porque si es a favor entra la duda, sea o no sea, y si es en contra, viene la queja de acá”.

Inevitable polémica que, según él, vicia de origen el trabajo de esos hombres eternamente señalados como cómplices de los amarillos.

“El árbitro entra con esa presión, pero si las cosas hubieran sido al revés, los titulares [de los periódicos], en vez de decir que Cruz Azul ganó 1-0, dirían que le ayudaron al América”, sentencia.

Para muestra, comparte las fallas que detecta en el trabajo del joven silbante que pitó en el estadio Azul.

“No fue una buena tarde en toma de decisiones de la misma forma”, acusa. “Pongo de ejemplo la primer jugada del partido: la patada que le da el Jerry [Flores] a Rubens es de amarilla, porque la primera que le da [Adrián] Aldrete a [Pablo] Barrera es amarilla. De repente, ese juzgar de las tarjetas no fue claro.

“En el foul a [Christian] Benítez, si se tarda un segundo, como muchas veces lo hace Marco [Antonio Rodríguez], para esperar a ver qué pasa, el flaco [Diego Reyes] entra [al área], gambetea a uno y hace gol. Si da la ley de la ventaja, es el del empate, pero no lo hizo. Son las cosas que, de repente, me sacan de onda”.

También el haberse reservado ciertas tarjetas que lucían merecidas.

“[Alejandro] Castro juega de más y, si me dicen de Aquivaldo [Mosquera], sí, tiene una reacción de un tipo que va y lo provoca”, denuncia. “La provocación es amarilla y, a lo mejor, lo de Aquivaldo es roja… Se van los dos, porque El Chaco [Giménez] estaba amonestado”.

Debilidades que se deben a la recomendación de que los jueces sean “facilitadores del juego”.

“Por querer hacerlo más fluido, se dejan de marcar faltas muy claras”, lamenta Herrera. “Vamos a las estadísticas y dicen que se ha mejorado, el juego es más fluido, pero hay muchas faltas que no se marcan y, obviamente, el reloj no para”.

“Es importante dar ley de la ventaja, pero también marcar las faltas”.

Por lo que se anima a candidatear a César Ramos para dirigir el choque de mañana, aunque el elegido es Paul Delgadillo. Rodríguez y Roberto García no están disponibles por asistir a un seminario de la FIFA.