Hace aproximadamente una semana un equipo mexicano volvió a estar en lo más alto, tal vez ellos no generen muchas ganancias, el dinero no fluye de la misma manera que con el futbol, no tienen la misma atención, pero si algo es cierto, es que este proceso ha logrado ser exitoso con una cantidad muy reducida de reflectores… ¡LOS CAMPEONES DE LA MONTAÑA LO HICIERON OTRA VEZ!

Fue en 2013 cuando por primera vez México, se veía sorprendido por la hazaña lograda por un grupo de niños. Era algo inusual pero que al mismo tiempo generaba cargo de conciencia hacia las cosas y los personajes a los cuales les dedicamos toda nuestra atención en el deporte; el futbol no es el único deporte en el planeta.

Este grupo de niños tenía su origen en una comunidad indígena Oaxaqueña; “Los Pies Descalzos” mejor conocidos como los niños triquis, representaron a México en Argentina y llegarían a lograr lo inimaginable, siete partidos ganados y por consiguiente, un campeonato mundial.

En ese entonces los triquis lograron ser la sensación y también se convirtieron en un arma importante para criticar al futbol; ya que los niños triquis se habían presentado sin uniformes de marcas, sin los grandes patrocinadores y en el desconocimiento de muchos de los habitantes y medios mexicanos. Aunque claro, como siempre suele suceder también fue una oportunidad para “Los de pantalón largo” al momento de  aprovechar salir “en la foto”  y “alzarse el cuello” al ver a este campeonato como un logro de todos, cuando la realidad fue que esta victoria fue un logro hecho para ellos y su entrenador Sergio Zúñiga.

Han pasado ya tres años y lamentablemente las cosas siguen igual, digo lamentablemente porque a pesar de seguir preparándose nada ha cambiado para este equipo.  A pesar de que el deporte debe ser visto como algo independiente, la situación socioeconómica y el contexto histórico-cultural en Oaxaca han ido en declive, nada ha cambiado en este equipo en el hecho de que siguen sin ser arropados por las grandes marcas y los reflectores, independientemente de lo logrado hace tiempo, siguen sin ponerlos como los verdaderos protagonistas.

Hace unos días, Los dirigidos por Sergio Zúñiga lo hacían otra vez, los triquis ganaban su segunda Copa Mundial, ahora en Barcelona. Pero fueron muy pocos los medios que hablaron de este gran campeonato. No cualquier equipo logra ser campeón mundial, y el lograrlo dos veces, debe ser algo digno de reconocerse por todos, por medios, políticos, directivos del deporte y por supuesto, el pueblo mexicano.

Fue algo lamentable el recibimiento que se les dio a estos campeones de pies descalzos, porque en realidad no hubo reconocimiento alguno. Por medio de redes sociales pude constatar de varias fotografías en donde los campeones llegaban humildemente al país. Muy pocos medios fueron a recibirlos, y peor aún, no había fanáticos mexicanos coreando el duro trabajo que los triquis realizaron.

Las cosas en México tienen que cambiar. La única diferencia entre un grupo de niños  de trece años que patean un balón aún grupo de niños de trece años que decidieron encestar, es que para los primeros todo es más fácil, mientras que para los segundos, que en realidad representan también a las demás disciplinas y deportes, su único pecado fue ser diferentes.

Es momento de que los directivos dejen de ver por sus propios intereses y en realidad empiecen a ver por el deporte, empiecen a gestionar, administrar, planear y negociar para que absolutamente todo deportista pueda ir al extranjero a competir y defender a su país. Se debe impulsar al deporte para que cada vez más niños digan que su sueño es una medalla olímpica o un trofeo internacional.

La única forma de salvar nuestra sociedad es por medio del deporte, las artes y esas actividades de ocio que logran un desarrollo integral en nuestros niños.

Es injusta la forma en que los demás deportistas son despreciados, ignorados y tienen que andar tocando puertas que muchas de las veces son cerradas por los directivos. Si hay algo que debemos de respetar, es que cada uno de estos deportistas, tiene su propia forma de salir adelante, logran asistir a sus eventos y sin importarles nada, lo único en lo que piensan es en darle una medalla más, un logro más a su país.

Refrendar un orgullo de ser mexicanos, amar los colores, la tierra y creo que esa ilusión es algo que ningún directivo le va a quitar al deportista y a sus entrenadores, ellos lo único que quieren, es trascender.