Recuerdo perfectamente la primera vez que mi padre me llevó a la lucha libre, fue un clásico sábado por la noche de un verano victorense. Por un lado en la pelea estelar el galeno del mal “PORKY” dijo el anunciador y los “BUUUU” del público resoplaron al por mayor, por el otro lado en la esquina de los sabios, el ídolo de la afición Johnny el “Pulpo”, y los gritos de la afición se dejaron escuchar en un estruendo grandioso que jamás olvidare dentro de la extinta arena “Sulaiman” del 7 y 8 Aldama.

Momento extraordinariamente inolvidable no solo para mi sino para todos los niños asistentes ese día, quienes esperábamos con júbilo el término de la batallas, para subirnos al ring y así intentar lanzarnos de las cuerdas, unas buenas patadas a la filomena o una buena huracarrana.

De esas memorables noches que dejaron de existir en nuestra capital, cuando la Sulaiman y la Mainero cerraron sus puertas al público.

Lamentablemente no solo fue al público, fue también a la afición, a la misma lucha, al boxeo, al desarrollo de estos deportes que son prácticamente obligatorios para el entretenimiento de nuestro país.

Hoy Victoria sufre el infortunio de no contar con una arena especializada para la práctica del boxeo y la lucha libre, cosa que para empresarios, promotores y deportistas se ha ido agudizando hasta dejar casi en el exterminio el volver a gozar de esas noches de pasión profesional.

Cosa terrible al conocer los números del boxeo y la lucha en nuestro Estado, los cuales nos dejan dentro del pugilismo a 3 representantes nacionales en Juegos Olímpicos, 2 Medallas de Campeonato Mundial de las 4 que ha ganado nuestro país y un orgulloso 5 lugar en el ranking nacional.

Arturo Diez Gutiérrez Navarro lo dijo perfectamente esa fue “Historia en Victoria” y no por la pelea vende humos que se realizó entre Edgar Sosa y un desconocido tailandés a quien se le terminó pagando una “baba” por dejar vencer por el mexicano y mucho menos la bolsa de 200 mil dólares que se llevó el “Pettite” capitalino.

Dejemos fuera ese intento de promoción que se dio el ex alcalde victorense gastándose el dinero del erario público, y los intentos por parte de algunos empresarios y promotores de hacer revivir este deporte.

La gran realidad es que si a las autoridades gubernamentales no le invierten para el desarrollo de algún espacio que se pueda llevar a cabo alguna función de buen calibre, podemos olvidarnos de volver a tener un ídolo del pueblo y seguiremos teniendo un boxeo y lucha libre profesional de lastima. 

¡KO!