Tras el 1-1 en la Final de Ida del Apertura 2006 frente al Toluca, las Chivas tenían que jugarse la vida como visitantes para ser campeones, a lo cual se añadió la presión que puso el dueño del club, Jorge Vergara. El empresario no dudó del equipo del Chepo de la Torre y desde el sábado previo a la Final, antes de que el plantel rojiblanco viajara a Toluca, mandó poner el templete para el festejo, justo enfrente del hotel de concentración en la Glorieta de La Minerva.

“Platicábamos entre nosotros porque Jorge, en paz descanse, era una persona ganadora, muy positiva; recuerdo que estábamos un poco presionados porque jugamos la Ida en Guadalajara y empatamos en un partido bueno. La Vuelta iba a ser complicada y Jorge ya había instalado antes de irnos el escenario donde íbamos a festejar”, recordó el exdefensa Diego Martínez. “Sí nos presionamos porque decíamos ‘falta el partido, faltan 90 minutos complicados y Jorge ya está poniendo (el escenario)’. Fue chistoso, de presión, pero con el grupo que teníamos pudimos sacar ese partido en Toluca”.

A la presión por el templete había que agregarle las palabras de Vergara, quien siempre vio campeón a aquel cuadro rojiblanco que contaba con elementos como Oswaldo Sánchez, Héctor Reynoso, Ramón Morales, Omar Bravo, Alberto Medina y el Bofo Bautista. “Era una persona, como empresario, dura; es su trabajo, es su empresa, era su equipo, quería verte ganar, te exigía porque sabía lo que tenía, sabía la calidad de jugador que tú eras”, detalló Martínez. “Cuando lo ves llorar y disfrutar se siente mucha alegría por él, Oswaldo también estaba llorando, el Bofo también estaba llorando, muchos, creo que hasta yo”.

Chivas comenzó perdiendo la Vuelta y en vez de que los jugadores llegaran cabizbajos al vestidor, esperaron la segunda mitad para remontar con goles del Maza Rodríguez y el Bofo Bautista. “Lo que queríamos era salir ya, queríamos ganar, teníamos un entrenador como Chepo que se impone, con un carácter importante y esa personalidad nos la transmitía”, recordó.

GUADALAJARA FUE UNA LOCURA

Tras el título, el plantel y las familias de los jugadores volaron en dos aviones chárter de inmediato a Guadalajara, un territorio de total alegría, al grado de que el autobús del equipo hizo más de tres horas del Aeropuerto a la Minerva. “No podíamos salir del aeropuerto porque había muchísima gente en la entrada, nos sacaron en camión, tuvo que entrar al aeropuerto por nosotros y salimos por la puerta de atrás”, mencionó. “Desde ahí nos fuimos a vuelta de rueda porque toda la carretera a Chapala estaba llena de coches estacionados y de gente, tuvimos que haber llegado 5 de la tarde y llegamos a La Minerva como a las 9 de la noche”.