La aventura de la Selección en torneos sudamericanos arrancó en 1993; Emilio Maurer, quien fuera presidente de la Federación Mexicana de Futbol en esa época, consiguió que la Conmebol invitara a México a participar en la Copa América que se realizaría en Ecuador ese año, para cumplir con el proyecto de internacionalizar al Tricolor y elevar su nivel competitivo.

Había poco tiempo para preparar el cuadro que viajaría al Cono Sur para la contienda. Miguel Mejía Barón conformó un grupo de jugadores que se caracterizaban por su garra y buen futbol, estrellas de la Liga mexicana dispuestas a buscar la gloria: Jorge Campos, Ignacio Ambriz, Alberto García Aspe, Ramón Ramírez, Claudio Suárez, Zague y Hugo Sánchez, entre otros.

El proceso dio inicio con un una gira europea en la que enfrentaron a Italia y España el primer mes del año, logrando empatar ante los ibéricos a un tanto, para después caer con Italia 2-0 en un buen partido, en el que los verdes mostraron su capacidad para pelear de tú a tú en cualquier cancha del mundo.

Para el mes de febrero se consiguió enfrentar, en Monterrey, al conjunto de Rumania que dirigía Cornel Dinu, y que llegaba con Dumitrescu como estandarte, a la falta de Hagi y Raducioiu, los estelares del equipo. Los mexicanos se impusieron 2-0 y empezaron a elevar las expectativas de la afición y directivos. Mejía Barón depuraba su plantel apelando a la continuidad para llegar lo mejor conjuntado posible a Ecuador.

La depuración del escuadrón se dio poco antes del inicio de la Copa América y el rival fue Paraguay, que se metió al Estadio Azteca para caer 3-1 y confirmar que el Tri daría pelea en Sudamérica.

La hora de la verdad para Miguel Mejía Barón estaba a la vuelta de la esquina, hubo congruencia en las listas que presentó durante seis meses y era momento de mostrar que el futbol mexicano tenía argumentos sólidos para competir en el torneo más viejo del mundo.

El viaje a Ecuador resultó más difícil de lo que creían, pues tuvieron que sobreponerse a las inclemencias de ser el invitado incómodo. La cancha donde iban a entrenar en Machala fue cerrada para evitar el ingreso de la delegación, por lo que tuvieron que entrenar en una alterna; las palabras de motivación del estratega mexicano fueron determinantes en el grupo al decirles: “Chavos, quiero decirles que nos vamos a meter a huevo…”, una frase que sería contundente durante todo el certamen.

El grupo de México lo conformaban el vigente Campeón Argentina, la sorpresiva Colombia de Carlos Valderrama y Bolivia. El primer duelo sería ante los Cafetaleros, ahí arrancaría un episodio histórico del Tricolor, que como debutante se instaló en la Final ante Argentina.

 

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