Si se aplica aquello de la justicia deportiva, el Tampico Madero es un digno campeón del Guardianes 2020 en la Liga de Expansión al sobreponerse en todo momento y derrotar 3-2 (4-3 global) al Atlante en el estadio de la Ciudad de los Deportes.

Fue una final digna del circuito, radiografía pura: dramática, ruda, jugada con el cuchillo entre los dientes y, también hay que decirlo, con un futbol más llevado por las agallas y el corazón que por calidad.

Hubo necesidad de llegar a los tiempos extras para definir al campeón, y justo en esos momentos de tensión fue cuando Tampico demostró tener más pasta de campeón que su rival que no supo mantener en dos ocasiones que tuvo en el marcador.

Pero no restemos méritos a la Jaiba Brava que nunca bajó los brazos y que, a pesar de la desventaja en dos lapsos del partido, supo reeditarse, tomar la pelota del fondo de su portería y volver a construir para vencer a un rival que no fue superior en toda la serie.

Por eso lo de la justicia deportiva. Porque si en la ida Atlante no fue mejor que los tamaulipecos, tampoco lo fue en la vuelta, jugada en casa, haciendo trizas la credencial presentada de ser el sublíder general de la competencia.

Tampico Madero tuvo dos pestañeos: en el primero, Cuba Sánchez les ganó la marca y, en jugada a balón parado, se las mandó al fondo de cabeza. En el segundo, ya en tiempos extras, su portero, Joel García, tuvo una deficiencia técnica, no cubrió su palo y, por ahí, Vega la metió.

Pero parte del gran mérito el equipo tamaulipeco fue que compuso de inmediato, no perdió tiempo en lamentos y esa cordura llegó desde la banca, de su técnico, Gerardo Espinoza, que acertó en meter al chico Jesús Fabián Salas, un demonio de área, pícaro para buscar la mejor posición y autor de dos de los goles de la Jaiba.

Como dirían los antiguos, la moneda estaba en el aire, pero después de dejarse empatar en tiempo reglamentario y, después, en tiempo extra, el momento anímico quedó en manos de Tampico y no de los Potros de Hierro.

El club azulgrana aún no se reponía del segundo gol de Salas, a unos cuantos minutos de mandar todo a penales, cuando Cuba Sánchez demostró que su cabeza estaba en otro lado y que el miedo le soplaba a la nuca.

El central azulgrana cometió una burda falta dentro del área que, sin dudar, el central marcó como penal a favor de Tampico.  Lo que vino ya era historia sabida. Diego de Buen es uno de los mejores cobradores de la Liga, si no es que el mejor, y no, no falló. Hubo justicia y un merecido campeonato para el Tampico Madero.

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