Toda la presión que se había liberado en la Selección Mexicana tras el triunfo en Jamaica regresó con el empate sin goles contra Costa Rica en el Estadio Azteca, en un juego en el que de nueva cuenta volvió a ser un equipo sin gol y sin ideas; ahora deberá jugarse la vida de nueva cuenta frente a Panamá.

El Tri del Tata Martino se ha convertido en el dicho de que perro que ladra no muerde, y es que tienen la pelota, la controlan hasta llegar al área y ahí ya no saben que hacer con ella. A 10 meses del Mundial el estratega debe estar más que preocupado.

Ante la ausencia de Raúl Jiménez otra vez el Tata le dio oportunidad a Funes Mori, pero el de Rayados se cansa de mandar el mensaje de que no está para estos compromisos, algo que Martino se niega a ver y lo sigue poniendo. La única jugada que generó el de Rayados fue un gol anulado que fue revisado en el VAR. Ese gol pudo ser apenas el segundo en la eliminatoria para él, pero la tecnología se lo arrebató.

En el segundo tiempo, México volvió a controlar el balón ante una Costa Rica no pasó de la mitad del campo, pero le faltaron ideas.

Tiros de media distancia, centros por los costados, intentos por el centro del campo… nada funcionó para una Selección que de nueva cuenta dio muestras de que el Estadio Azteca ya no es cómodo ni para ellos.

La desesperación se fue apoderando de los mexicanos, buscaron apurarse, tratar de llegar al arco de Keylor, pero nada les funcionó. El Tri no tiene bases para sacar resultados.

El próximo miércoles México recibe a Panamá, equipo que con la victoria que obtuvo contra Jamaica le vuelve a pisar los talones y en ese juego estará en disputa el tercer y cuarto lugar de la eliminatoria.