El “Pacto de Caballeros” no es indestructible. Si los jugadores se unieran y dejaran atrás su falta de solidaridad histórica, a lo mejor lograrían que no se diera esa práctica.
Por lo que se conoce, este pacto es un acuerdo entre los dueños de clubes desde hace ya varios años. A través de éste establecieron que si un jugador libre salía de una escuadra y se quería contratar con otra, primero tenía que arreglarse con el equipo que había sido su patrón antes y, si no sucedía, los demás se comprometían a no ficharlo.
Esto se deriva de que la FIFA desde hace algunos años hizo una modificación a estas disposiciones y los jugadores comenzaron a quedar libres después de reunir ciertas características y podían contratarse con quien quisieran.
La finalidad de la medida implementada en México —no califico si justificada o no— era mantener el negocio que había antes, cuando los clubes mantenían las cartas de los jugadores, con o sin contrato vigente. La diferencia actual es que cuando la relación laboral se termina se puede contratar con quien quiera, sin pago a su anterior club.
Estrictamente hablando, es lo que entiendo por “Pacto de Caballeros”. En primer término es algo que no va de acuerdo con las disposiciones de la FIFA y con las disposiciones legales que existen en México.
La Ley Laboral en nuestro país, no sólo en el capítulo de los deportistas profesionales, sino en lo general, establece que está prohibido boletinar a un trabajador de cualquier especie diciendo que en otra empresa no lo puedan contratar; eso ya está establecido, eso ya es una prohibición y si se llega a acreditar que el patrón lo realizó, se hace acreedor a una sanción económica por haber violentado la legislación laboral.
Lo que es una realidad, es que sería muy difícil recurrir ante alguna instancia desde el punto de vista práctico. ¿Qué sucede? Alguien queda libre, ya sea un jugador como trabajador y se quiere ir a contratar con alguien más, entonces “hay una libertad de quien lo contrata, como de él de contratarse”.
Así, el jugador no puede llegar a un club a decirle “ahora me contratas”, porque el equipo puede determinar “yo no te quiero contratar”.
Desde el punto de vista legal es algo difícil combatirlo ante FIFA y ante el TAS. ¿Por qué? El organismo rector del futbol mundial, cuando actúa como una autoridad jurisdiccional, requiere de pruebas de lo hecho y por lo tanto obliga al club a cumplir con sus responsabilidades, pero no contratar a alguien no es una violación en sí misma; el “acuerdo” sí lo es, aunque es difícil probarlo.
Lo ideal sería que la Comisión del Jugador del futbol mexicano fuera utilizada para tratar de evitar u obligar a que los clubes cumplan con las disposiciones que existen a nivel internacional, que permiten al jugador quedar libre y contratarse con el equipo que quiera, tal como sucede en cualquier parte del mundo. La única forma de presionar sería a través de que los jugadores se unieran para así evitar que el “Pacto de Caballeros” se fomentara.
Cierto es que en México, los futbolistas viven de forma privilegiada, pero eso no desaparece las injusticias. En el futbol español o en el inglés, donde existen mejores prestaciones que en México, existe un sindicato que está formado por los jugadores de élite y cuando existe un conflicto con cualquiera de los futbolistas, se atiende.
Es un tema de principios. Debería de existir un contrapeso por parte de los futbolistas, sin que vaya en contra de los intereses de los clubes, totalmente, porque debe existir un punto intermedio para los dos lados.