Alrededor de 45 mil 325 personas colmarán el estadio Olímpico Metropolitano de San Pedro Sula de Honduras para apoyar a su selección. Y, además, mínimo se esperan 36 grados de temperatura.
Un verdadero horno es lo que le espera al Tri. La federación hondureña cambió el horario del juego, a la espera de que la alta temperatura jugará en contra del equipo mexicano, pero… ¿En verdad pesará?
Daniel Ipata, preparador físico del Guadalajara y quien estuviera dentro del cuerpo técnico de la Selección Nacional de cara al Mundial de 2002, afirma que los jugadores mexicanos deben superar este factor, ya que dentro de la Liga mexicana “se juegan en todo tipo de temperaturas, alturas y superficies”.
El uruguayo avencidado en México a finales de los 90, está seguro de que el cuadro nacional no le pesará el tema climático: “El jugador mexicano está muy habituado a competir y entrenar en climas calurosos-extremos, como lo son: Torreón, Monterrey, Cancún, Veracruz, y el Distrito Federal al mediodía. Si a esto le sumas en algunos casos la altitud, las condiciones en muchas ocasiones son más extremas aquí”, comparte.
Eso sí, en su experiencia, durante los días previos al juego, se debe poner mucho énfasis en la alimentación. “El entrenamiento debe ser normal y en la alimentación hay que poner un acento especial, sobretodo en hidratación y suplementación”.
El día del partido es muy recomendable “realizar una buena pre hidratación en el vestidor, en la entrada en calor y en la salida a la cancha. Y durante el juego rehidratarse cada 20 minutos, si es posible”.
El trabajo del preparador físico no termina cuando el juego concluye, después de éste también debe estar muy atento a las consecuencias.
“Es muy importante la recuperación posterior, pues en pocas horas se disputa el juego contra Estados Unidos. La recuperación debe empezar inmediatamente después del juego ante Honduras, con un protocolo de regeneración”, concluye.