Llegó como figura al Futbol Mexicano en 2007, Lucas Castromán vino al América con etiqueta de crack y aunque sus cualidades así lo habían demostrado, la realidad es que en Coapa poco y nada pudo hacer.

Hoy, con 40 años, el argentino echa un vistazo atrás y recuerda algunos momentos de su carrera, la cual decidió terminar apenas a los 30 años, cuando parecía ser uno de los grandes prospectos del balompié pampero.

¿El argumento? Cansado de las injusticias, de la presión y de la burocracia del futbol. Castroman terminó su vida en las canchas en 2010 con Racing y después de ahí, no quiso saber más de futbol por un buen rato.

“En los primeros 3 ó 4 años le escapé totalmente al futbol. Desde jugarlo hasta entrenar, pensarlo y mirarlo. Nada. Me enteraba que salía campeón Vélez porque me avisaba un amigo o familiar. “Ah, mirá que bueno”, les decía. Me comentaban cosas de partidos y yo ni siquiera sabía quién había jugado. Hasta ese punto de hartazgo llegué con el fútbol. De a poco empecé a pensar que los chicos no tenían la culpa de las cosas malas que tiene el deporte y para cambiar eso tenía que formar personas, inculcarles lo que viví”, declaró para Infobae.

En su historial tuvo varias polémicas y lesiones que le impidieron brillar, ya sea en México o con la Selección. No así en Vélez Sarsfield, donde llegó a ser referente histórico del equipo. Lucas, hoy ya en planes de debutar como DT, no se arrepiente de las decisiones de su carrera, aunque sí le queda la frustración de haberse perdido dos Copas del Mundo, cuando estaba en sus mejores momentos.

“En 2002 me fisuré dos vértebras en el último partido del campeonato en Italia con la Lazio y no llegué a hacer la pretemporada que hizo la Selección en Roma. Tiempo después comprobé que me perdí el Mundial por esa lesión. Tenía un mes de recuperación para que soldara el hueso y a esa altura el Mundial iba a estar por la mitad”.

México, el culpables de no estar en Alemania 2006

Cuando Lucas Castromán llegó al techo de su nivel, la Copa del Mundo de Alemania 2006 estaba a la vuelta de la esquina y en uno de los varios juegos de preparación, la Albiceleste se enfrentó a México, partido que marcaría el adiós definitivo del atacante de la escuadra dirigida por José Néstor Pekerman.

“José me llevó a un amistoso contra México y me puso de 4, cuando yo ya era delantero, mediapunta, extremo. Me mandó a marcar al 11 mexicano, era Ramón Morales que era una bala y no lo podía parar. Entendí que quedar mal en ese partido iba a significar no estar más convocado, entonces en el entretiempo le pedí que me sacara. Esto no lo dije nunca. José me había tenido en la juvenil del 99 y sentí que podía expresarle mi parecer. Estaba defendiendo los colores de mi Selección y quería hacerlo bien.

Le dije que no estaba jugando en mi posición, que por ahí se había quedado con el Castromán de 17 ó 18 años que podía jugar de 4 y que ahí no podía jugar. Preferí decirle la verdad y salí. José lo entendió.

Obviamente eso hizo que no me citara más”. Después del año con América, el habilidoso jugador fichó con Boca Juniors de Carlos Ischia, otro viejo conocido del futbol mexicano, tampoco brilló ahí y antes de decir adiós de manera definitiva, fue a Racing, donde colgó los botines hace 11 años.