Joao Rojas fue siempre un jugador indiscutible en el Morelia y espera que ahora en Cruz Azul la tendencia se mantenga.
El ecuatoriano quiere ser titular en La Máquina y como premisa desea seguir con la buena racha que comenzó en el juego contra el Monterrey. Esta noche quiere refrendarlo ante Santos Laguna.
“Estoy listo, preparado”, dice el nacido en La Troncal, Provincia del Cañar en Ecuador.
“Trabajé mucho en la pretemporada para que me tomen en cuenta y la verdad es que quiero jugar todos los partidos, pero bueno, quien decide es el profesor [Guillermo Vázquez] y al que le toque, bienvenido”, agrega el extremo celeste.
Sin embargo Rojas es sincero, asegura que aún no está a su real nivel, que se encuentra apenas a un 50, máximo 60% de lo que puede ofrecer a La Máquina.
“No les voy a mentir, aún me canso mucho. Creo que todo es cuestión de adaptarse a la altura, a estar en el Distrito Federal, pero no lo veo como problema, yo quiero estar, jugar y haré todo lo posible por estar pronto al máximo de mi capacidad”, argumenta.
De apenas 24 años de edad, Joao se dice contento con la pretemporada que tuvo. “Poco a poco hemos ganado en juego. Nos estamos haciendo del balón, que es lo que quiere nuestro profe, pero todo con calma, es normal ir de menos a más”.
Afirma que este Cruz Azul será “muy ofensivo. De mitad de la cancha para arriba seremos rápidos y contundentes, y para abajo debemos estar confiados y seguros. La última victoria contra Monterrey nos ayudará mucho en eso”.
En los juegos de preparación, Joao Rojas anotó un par de goles, uno contra su ex equipo Monarcas y el otro contra Estudiantes-Tecos.
“Y me gusta anotar. Esos goles dan mucha confianza. Quiero hacerme amigo del gol y tenerlo más cerca de mí”. Rojas tiene 18 tantos en su carrera en la Primera División mexicana.
Aquellos años en la troncal
Hoy Joao se nota confiado. Viste con grandes cadenas, con gorras y ropa de marca, pero no todo fue así en el inicio, no en el comienzo, en su natal La Troncal, en Ecuador.
Cuenta la leyenda que apenas tenía cuatro años cuando sus padres lo llevaron a la hacienda, que era propiedad de su padrino, para que respirara aire puro y supiera lo que es el trabajo.
Ahí, entre los partidos, entre la tierra y el lodo, se daba tiempo para aprender del negocio, pues a pesar de su corta edad era desflorador y cargador de plátanos.
Mientras él cargaba de un lado a otro, veía como su madre ayudaba en la casa lavando ropa ajena. En su interior, Joao sabía que esto no sería por siempre, que en algún momento la fortuna le sonreiría a él.
En 2007, a las 16 años, su padrino se quedó observando un partido donde participaba el muchacho y se dio cuenta de que su habilidad con el balón iba más allá de lo normal y lo llevó a hacer pruebas a los equipos de la localidad y para su fortuna, pronto dio el salto al Emelec y de ahí fue a la selección Sub-20 de su país.
De ahí todo fue en ascenso
A partir de entonces, su madre dejó de lavar ropa, y Joao ahora carga cadenas y ropa de marca, ya no más plátanos. “Quise ser el mejor futbolista posible, porque quería que mi madre dejara de lavar ropa ajena, darle todo lo que ella merece”.
Y los plátanos, eso no los puede olvidar “porque he invertido mi dinero en La Troncal, porque algún día quiero ser exportador bananero”.
Mientras ese día llega, ya no carga bananas, sólo golpea el balón, un esférico que siempre está en la tierra, y gracias a eso asegura que no olvida nunca sus orígenes.