El ‘Tano’ Ortiz rozó la gloria y gozó del cariño azulcrema mientras estuvo en el banquillo. La llegada de Fernando Ortíz a la dirección técnica de América causó polémica; sin embargo, de inmediato demostró que podía estar a la altura del desafío e ilusionó al americanismo con la 14, aunque su historia no tuvo un final feliz.
“Sólo tengo palabras de agradecimiento hacia el América; siempre de mi boca va a salir esa palabra porque me debo a ellos”, declaró el propio entrenador recientemente.
Para bien o para mal, el ‘Tano’ dejó una huella importante en el pasado reciente del club, sus números en los dos torneos completos que estuvo con el equipo alcanzaron niveles que hacian creer que el título estaba cerca, no obstante, en Liguilla siempre se quedó a un paso de la gran final.
Líder general en su primer certamen siendo la mejor ofensiva con 38 puntos, y sublíder en el segundo, únicamente con una derrota en su registro, Ortiz tuvo dos buenos torneos como técnico azulcrema. No obstante, en ambas ocasiones se quedó en semifinales ante Toluca y Guadalajara, respectivamente.
Y fue precisamente la eliminación ante Chivas la que provocó el rompimiento que terminó con la renuncia del ‘Tano’, a pesar de que semanas antes había dado su palabra de mantenerse en el banquillo sin importar lo que sucediera en la Liguilla.
Pero un fuerte rumor de que al interior no estaban tranquilos con su presencia, sumado a una propuesta económica irrechazable por parte de Rayados, provocó que Ortíz terminara yéndose de la institución con todo y el cuerpo técnico que le armaron dentro de las Águilas.