El 28 de marzo de 2013 es una fecha amarga. El deporte mexicano se cimbró por la muerte de la ex halterista y campeona olímpica Soraya Jiménez y hoy, un año después, su familia la recordará con una misa en donde están sus cenizas, en una iglesia de Paseos del Bosque, Estado de México. Sí, lejos de todo homenaje póstumo oficial, pues hay cierta decepción de las autoridades deportivas.
A 12 meses del fallecimiento de Jiménez, el Instituto Mexiquense de Cultura Física y Deporte (Imcufide) que actualmente dirige Fernando Platas aún no ha pagado el adeudo por los casi dos años que ella trabajó y que nunca le pagaron desde la administración de Jesús Mena, hoy titular de la Conade, en dicho organismo.
“Fueron dos años que le quedaron a deber, nos preguntaron que si los demandaríamos, pero si no está mi hija, obvio que no lo haremos, pero esperábamos que dieran el dinero para donarlo y ayudar a halteristas mexicanos. Si no pagaron cuando ella estaba, menos ahora. A Mena no lo hemos visto, siempre mandó a otras personas cuando fueron los homenajes”, explicó María Dolores Mendívil.
A su vez, José Luis Jiménez, hermano de Soraya, afirma: “apenas lo estoy asimilando (su muerte), pareciera que ella está de viaje y que en el algún momento abrirá la puerta y entrará.
“Estoy decepcionado de la gente del deporte porque muchas veces sabían que ella jalaba a mucha gente, de políticos que la invitaban y no le pagaban nada, sólo la utilizaban. Nunca fueron para darle un trabajo o una ayuda por la asistencia”, explicó.