Rodeado de máscaras, playeras y productos con su imagen, El Hijo del Santo, continuador del legado del luchador más icónico de México, recibe en una firma de autógrafos en su tienda de Ciudad de México el cariño de sus aficionados, una estrategia con la que se prepara para retirarse.

“Tengo dos años planeando mi retiro y mentalmente estoy listo. No es fácil, te das cuenta de que no toda la vida estarás en un ring, entonces lo que he hecho es acercarme a mi público, me alimenta que vengan a visitarme”, explicó este domingo a Efe.

¿Habrá un Santo III?

Sin saber si la máscara de El Santo tendrá un tercer portador, el vástago de la leyenda de la lucha libre reconoció que entre este y el próximo año terminará con una carrera que inició en 1982 cuando, después de enfrentarse a su padre, consiguió ser el heredero entre sus hermanos.

“Mi padre tal vez no lo eligió tanto, sino que tuve el valor de enfrentarme a él y decirle que yo quería ser luchador, algo que mis hermanos tal vez no hicieron. Cuando mi padre me vio decidido me apoyó y me dio muchos consejos que hasta hoy sigo al pie de la letra, como respetar al público antes que nada y también la lucha libre”.

Al gladiador no le preocupa que su hijo, que ya debutó con el nombre El Santo Jr., por el momento no piense en dedicarse al deporte de las llaves, ya que su prioridad son los estudios y la música.

¿Cómo piensa su adiós? 

Sobre la función que pondrá fin a su carrera, El Enmascarado de Plata quiere que sea una que “quede para la historia” en la que estén gladiadores con los que ha tenido rivalidades como el argentino Coloso Colosetti y una de las más recordadas, El Negro Casas.

El Hijo del Santo, invicto en más de 20 luchas de apuestas, reconoció que si pudiera terminaría su carrera sin volver a poner en juego su máscara, aunque sería capaz de hacerlo una vez más probablemente ante El Hijo del Solitario o Fishman, sus cuentas pendientes.

“Esta máscara es un símbolo de justicia que identifica a mi país. Me da gusto ver estadios de futbol o lugares en los que está la máscara. El Santo es esa imagen como la de una botella de tequila o un sombrero de mariachi que la ves en cualquier país y te transporta a México”, añadió.