El 18 de junio es una fecha que trae pesadillas para la Selección Mexicana porque fue en ese día pero de 2016 que se llevó a cabo una de las mayores humillaciones al Tri pues sucumbió 7-0 frente a Chile en la Copa Bicentenario, la cual provocó una herida que está lejos de sanar.

La Era de Juan Carlos Osorio siempre se decantó por estar rodeada con la polémica, principalmente por las rotaciones que hacía el técnico colombiano, no obstante, las expectativas en la competencia sudamericana eran altas porque el equipo contaba con la generación de mayor experiencia en Europa.

La Fase de Grupos fue un deleite para la afición que disfruto la victoria 3-1 frente a Uruguay que disparó el ánimo del público, aunado a otro triunfo ante Jamaica (2-0), para luego empatar 1-1 con Venezuela que dejo al combinado nacional como líder.

Inicia la pesadilla

Para los Cuartos de Final, la exigencia era máxima porque estaba el campeón de la competencia, Chile, el cual empezó a dominar el encuentro desde el minuto 3, por eso no sorprendió ver que se fue arriba en el marcador con el remate de Edson Puch al minuto 16, por si fuera poco, antes del descanso la Roja duplicó su ventaja con la contundencia de Eduardo Vargas (44′).

Para el complemento del cotejo, el nerviosismo empezó a ser factor porque provocó errores que se tradujeron en el 3-0 a manos de Alexis Sánchez, el cual aprovechó un yerro en la salida de la zaga tricolor. A partir de ahí, el ánimo en el Tri se vino abajo y se dio una lluvia de anotaciones: tres de ellas de Vargas y una más de Puch.

Una herida sin sanar

Tras la goleada, la críticas no se hicieron esperar, sin embargo, no hubo ningún tipo de cambio en el cuerpo técnico, ya que Osorio se mantuvo, así como los principales jugadores de la Selección Nacional. A cuatro años de distancia, las burlas de los chilenos se mantienen y continuarán hasta el día que México logré derrotar a la Roja en un escenario y resultado similar.