Miguel Calero visitó por última vez la casa donde edificó su leyenda, donde dejó 10 títulos y donde hoy más de cinco mil personas, entre aficionados, amigos y familiares, le dieron el último adiós, luego de ser víctima de una trombosis cerebral que lo mantuvo hospitalizado nueve días y que ayer puso punto final a la vida del ex futbolista de 41 años, que fue pieza clave en la época ganadora de los Tuzos del Pachuca.

Pasada las 13:30 horas, el cuerpo sin vida de Miguel entró por la puerta norte del Estadio Hidalgo. Custodiado por los jugadores del plantel, el féretro dio una vuelta olímpica acompañado de aplausos, porras, cánticos y de fondo una de sus canciones favoritas. Tras rodear por completo el campo los restos fueron colocados en el centro del terreno de juego. Ahí se le ofreció una misa rodeado por los 10 trofeos que ganó en los 11 años que vistió la camiseta blanquiazul.

Uno a uno los trofeos, cuatro de Liga, cuatro de Concacaf, uno de Interliga y una Copa Sudamericana, fueron colocados frente al féretro en azul y blanco con la leyenda “Por siempre tuzo”. El último lo puso Gabriel Caballero, incondicional amigo y compañero en las canchas. El “Eterno” tomó el trofeo de la Copa Sudamericana, que ganaron juntos en Santiago de Chile en 2006, lo levantó y pidió un aplauso para el portero más ganador de la historia del club hidalguense.

En las dos pantallas gigantes del “Huracán” se proyectaron imágenes de las hazañas de Miguel con los Tuzos. Recuerdos como los dos títulos que levantaron en el “Volcán” ante Tigres. El penalti que le paró a Landon Donovan que a la postre les daría el Campeonato del Interliga. El recuerdo del “Condor” levantando el título de la Sudamericana en campo ajeno, así como la imagen del día que anunció su retiro del fútbol profesional.

Hoy, quedó claro que Miguel Calero es y será la figura, el referente de la afición pachuqueña, que a pesar de la hora y el día no escatimó y se volcó al Estadio Hidalgo para darle el último adiós al ex portero que llegó a la Bella Airosa en el año 2000 proveniente de su natal Ginebra, Valle de Cuauca Colombia.

Y como en casi todos los partidos que disputó como local, hoy Miguel también salió entre porras y aplausos. Cerca de las 15:00 horas, los restos de Calero salieron de la que fuera su casa por casi 12 años y fueron trasladados a una agencia funeraria donde más tarde serán cremados. Sus cenizas, como ya lo había expresado el Presidente del Club Pachuca Jesús Martínez, serán divididas en dos. Una parte viajará a Colombia con su familia y la otra se quedará en la capital hidalguense donde ya se planea la construcción de un mausoleo al interior del estadio en recuerdo al “Condor”.

“Vuela alto Condor” gritó entre lágrimas Milton Calero, hermano de Miguel y con un aplauso generalizado concluyó la última visita de Miguel a la casa que lo vio triunfar por más de una década.