El nombre de Cuauhtémoc Blanco quedará grabado para la eternidad en el Salón de la Fama del Futbol Internacional y sus grandes actuaciones con América y la Selección Mexicana, durante casi 23 años de carrera deportiva, nutrieron su etiqueta de leyenda y este paso a la inmortalidad.

El Temo siempre se sentirá halagado con cualquier distinción u homenaje, y todo se lo debe a la afición que, en su mayor parte, siempre le mostró un cariño y apoyo especial. Al ser uno de los inducidos de este año junto a otros personajes como Emilio Azcárraga Milmo, de alguna manera ya “lo intuía” e iba a llegar tarde o temprano.

“Agradezco a quienes no me olvidan. Yo tampoco me olvido de los que me apoyaron, de los aplausos de la afición y soy un agradecido con Dios, por permitirme haber dado tantas alegrías a mi país y al América”, indicó, al tiempo de traer a su mente los buenos momentos que tuvo dentro de las canchas y toda la alegría que siempre traspasó a las gradas.

“Estoy muy contento y feliz, y le agradezco a la gente por el gran apoyo que siempre me brindaron durante mi carrera y que todavía me sigan recordando”, señaló el Cuau.

De familia humilde, Blanco luchó hasta ser profesional y todos los obstáculos los fue superando paulatinamente hasta llegar a los terrenos de la excelsitud. El futbol marcó su vida y todo lo que ha logrado, incluso llegando a la política, se lo debe a este lindo deporte.

“Gracias a Dios corrí con la suerte de jugar futbol. La verdad que fue muy padre y tienes que aprovechar las oportunidades y hoy por hoy el futbol lo he aprovechado al cien por ciento”, expresó.