Ya no se limitan a sólo boxear. Se rehúsan a generar dinero nada más para el bolsillo de promotores y televisoras. Ahora también levantan la mano para formar parte del negocio. A actuar de forma más activa. Los pugilistas hoy en día también son promotores dispuestos a cuidar sus intereses.
Desde que a inicios del presente siglo el boxeador estadounidense Óscar de la Hoya logró consolidar con éxito una carrera como organizador de peleas cuando aún estaba en activo, cada vez son más los pugilistas que, con sus propias firmas, negocian carteles.
Una manera de ejercer el boxeo que en México también se ha adoptado. Así han surgido promotoras bajo la imagen de Érik Terrible Morales, Saúl Canelo Álvarez, Julio César Chávez Jr. o Juan Manuel Dinamita Márquez, entre otros.
“El saber qué dineros y cantidades se manejan es también importante. Yo creo que antes los peleadores sólo se subían a pelear y ya. Ahora es también importante forma parte de la promoción, de saber qué entró y salió, es algo fundamental”, dice el boxeador-promotor Juan Manuel Márquez, en entrevista. “De saber acerca de los ingresos y egresos de toda función. También así se puede ayudar a los muchachos que vienen empujando fuerte en este deporte”.
Entrar en el negocio de la promoción les da más acción para formar carteles, pero también la exigencia de tener un propio capital, invertir y entrar en el difícil terreno de las negociaciones.