Los ve, los tiene cerca, casi les toca las espaldas, les roza la camiseta. Ya los puso nerviosos, muy nerviosos.
Atlante se niega a morir y con su victoria de 4-2 sobre el alicaído Querétaro, se pone a tres puntos de Atlas, y a siete del Puebla, en la lucha por no descender, teniendo además, muy cerca a Veracruz.
Victoria que no le pudo venir en mejor momento al Potro, ya que la próxima jornada, Tiburones y Rojinegros se verán las caras. Uno de ellos, quizá los dos, perderán puntos, por lo que si se suma de a tres, en contra de los Pumas, más que nunca, relinchará de alegría.
Simplemente arrasó con el Gallo; un Gallo que no sabe ya cómo cantar. Acumuló su cuarta derrota en forma consecutiva. Sus jugadores y cuerpo técnico siguen sin cobrar, su dueño, Amado Yáñez, sigue sin aparecer y el SAT sigue metiendo la mano. Ya intervino al equipo, por lo que la próxima semana se podrá definir en mucho el futuro de la franqucia.
En el aspecto meramente futbolístico se destaca el gran partido de Michael Arroyo, que no anotó ni uno, ni dos, ni tres, sino cuatro goles en el partido. Sólo Arroyo, y nadie más que él, fue factor para que los azulgrana ganaran este juego y a pesar de sólo preocuparse por el descenso, meterse en zona de calificación. Sí, si en este momento terminara el torneo, el Atlante calificaría como quinto lugar.
Aunque por reglamento, como último lugar de la porcentual, no podría jugar la Liguilla.
Pero en el presente, Atlante al fin desplegó su futbol y lo hizo en el momento preciso.
¿Qué valor hay que darle, si jugó contra un equipo administrativamente deshauciado, y contra jugadores que hace dos meses no cobran? El justo.
Porque el potro es el menos culpable de estas situaciones, situaciones que él mismo ha sufrido en algún momento de su existencia.
Aunque nunca ha sido intervenido.
Y Arroyo apareció. El ecuatoriano se destapó y comenzó la fiesta apenas a los 17 minutos, para terminarla a los 72’.
Sus goles fueron de todo tipo. En el primero aprovechó un grave error del portero debutante García para abrir el marcador (17’). En el segundo se fue solo después de un gran servicio de Roberto Gutiérrez para fusilar (57’). El tercero fue el mejor, un tiro de larga distancia, casi 30 metros, que venció al novel guardameta (59’) y en el cuarto se volvió a aprovechar de la novatez del cancerbero al marcar desde un lejano tiro libre (72’).
Y pudieron ser más, pero el potro al ver tan fácil el juego aflojó el paso. Tanto lo hizo que William da Silva empató, primero por en una excelante pared con Gerardo Espinoza (54’), y después con un gran tiro que mandó el balón al ángulo superior izquierdo(79’).
El marcador pone al Atlante con 15 puntos. Es sexto lugar general y en la tabla de cociente se queda en 1.0000, con 90 puntos, a tres de Puebla, que con 102 acumula 1.0737 en dicha tabla.
Los cuatro goles del ecuatoriano Michael Arroyo, lo ponen al acecho de los líderes en este ramos, Martín Bravo, de los Pumas y Enner Valencia del Pachuca, que cuentan con siete tantos.