Lo mejor de la edición número 217 del Clásico Nacional fue la pasión en las tribunas de un Estadio Azteca pletórico. América y Chivas dejaron para una mejor ocasión el espectáculo y los goles al protagonizar un par de roscas.
El inicio estuvo caracterizado por una lucha en la mitad del campo. Como suelen ser los clásicos, ningún equipo quiso ceder la iniciativa, pero fue el local quien manifestó un poco más de peligro y buscó hacer daño a través de las bandas y los desbordes del ecuatoriano Michael Arroyo.
Debido a la ‘traición’ que representa portar la playera del odiado rival, Ángel Reyna no pudo evitar los abucheos de la hinchada azulcrema cada que tocaba el esférico. La primera etapa entro en un periodo de madurez y ambos cuadros no eran capaces de crear una jugada clara que abriera el marcador.
Jair Pereira no pudo continuar en el encuentro por una lesión en la pierna y su lugar fue tomado por Hedgardo Marín. El público exigía más emociones y las acciones por momentos comenzaron a inspirar insomnio en las tribunas, hasta que Paul Aguilar metió disparo dentro del área que obligó a Rodríguez a un lance vistoso para ponerle hielo a la opción de gol.
Las Águilas estuvieron cerca de la anotación nuevamente en tiro de esquina, pero Jesús Molina no supo darle dirección a su remate de cabeza, que se fue ligeramente por encima, y todo quedó en un gran suspiro de la afición.
La polémica arbitral se hizo presente cuando todo el conjunto rojiblanco reclamó un penal por una mano de Paul Aguilar dentro del área, al despejar en una especie de palomita el balón. El silbante Roberto García Orozco ni se inmutó y ordenó que continuaran las acciones con normalidad.
Guadalajara terminó mejor el capítulo inicial y con ligero domino sobre el oponente. Tras el descanso, volvió el futbol enérgico y se vivieron más pasajes de lucha que oportunidades en las porterías.
Paul Aguilar despertó a la afición de nueva cuenta con un remate de derecha dentro del área en tiro de esquina que salvó milagrosamente en la línea de gol Carlos Salcido, cuando el arquero Antonio Rodríguez estaba vencido.
El cuadro de Coapa buscó de manera insistente la victoria y parecía que lo mejor del partido estaba por venir.
Sin embargo, el marcador nunca se movió, y a pesar de que Oribe Peralta estuvo cerca de quebrantar el arco enemigo con un cabezazo, y de que el juvenil David Ramírez se perfiló sólo frente al arco sin mucha suerte, el 0-0 representó un trago amargo para la afición, que no dudó en lanzar un estruendoso abucheo al escuchar el silbatazo final.
Con este resultado, las Águilas permanecen en el liderato general al llegar a 30 unidades. Mientras tanto, la escuadra rojiblanca marcha antepenúltimo de la clasificación con 12 unidades, y sumó un valioso punto como visitante en su lucha por no descender.