América y Puebla protagonizaron un empate amargo sin goles, pero Cuauhtémoc Blanco fue el único ganador en su noche de despedida del Estadio Azteca, donde vivió momentos de gloria en su carrera como jugador y la afición volvió a entregársele haciendo valer su estampa de ídolo eterno de las Águilas.
El ímpetu ofensivo azulcrema quedó evidenciado desde el silbatazo inicial y trataron de carcomer al rival más con ansias que con idea futbolística. El conjunto camotero buscó a través del orden, la aplicación defensiva, la táctica fija y el contragolpe su suerte en una visita complicada a Santa Úrsula.
Darío Benedetto tuvo en sus botines la primera opción de peligro al recibir pase filtrado de Darwin Quintero, pero su definición careció de contundencia y fue demasiado cruzada ante el suspiro frustrado de la afición presente que realizó otra gran entrada.
A los pocos segundos, el mismo delantero argentino volvió a acariciar la ventaja parcial con un cabezazo que obligó a Rodolfo Cota a una atajada espectacular para mantener el cero en su arco.
El primer tiempo entró en su etapa de madurez y el gol era el gran ausente a pesar de las ocasiones que hubo para invitarlo, sobre todo americanistas, aunque Puebla también estuvo cerca con un disparo de media distancia de Pajoy que fue desviado en el fondo por Muñoz.
Un estruendoso abucheo acompañó la finalización del capítulo inicial. Al reanudarse las acciones, las Águilas buscaron a toda costa el tanto que abriera el marcador, pero La Franja opuso resistencia y paulatinamente también se animó a ir al frente en busca de la hombrada.
Benedetto se quedó nuevamente con el grito de gol atorado en la garganta al ver cómo Cota le contuvo otro cabezazo que llevaba etiqueta letal. Matosas ordenó casi tres cambios ‘de jalón’ y relevó a Paul Aguilar y a Miguel Samudio, con golpes en el partido, por Osvaldo Martínez y Ventura Alvarado, además de debutar al juvenil Carlos Camacho.
América tardó en acoplarse tras las modificaciones, pero no dejó de buscar el arco contrario y en este tenor Quintero estrelló un disparo al poste. Los gritos generalizados de “Cuauhtémoc, Cuauhtémoc” comenzaron a ser escucharse en el Azteca, incluso de los americanistas y el Profe Cruz terminó por meterlo al campo cuando faltaban quince minutos para el final.
El momento emotivo llegó y al ingresar al campo, el Cuau fue ovacionado con fuerza y se vivió un espectáculo de luces en el Estadio Azteca digno de su despedida. Tuvo destellos, una que otra genialidad siempre aclamada y con un gol anulado a Pablo Aguilar, por meter mano al rematar, lo que le valió la expulsión, finalizó un encuentro a la par de las ‘Golondrinas’, que también representó el segundo consecutivo de las Águilas sin anotar.