Todo es culpa de Layún. Todo el americanismo goza, sí, por culpa de Layún.
Miguel Layún, ese que trajo Lapuente cuando no jugaba en Italia se enfiló al punto de penal y tiró, fuerte, frío, raso. América es campeón, por culpa de Layún.
América gana su onceava corona en el futbol mexicano al derrotar en serie de penaltis 4-1 a Cruz Azul, después de que el marcador global se empató a dos.
Cruz Azul se fue arriba con gol de Teófilo Gutiérrez, pero el americanismo resurgió, se fue al frente a pesar de tener diez hombres y en los minutos finales empató con tantos de Mosquera y Moisés Muñoz.
Ya en penaltis, los azules pagaron su osadía de ser tan apáticos en la final. Fallaron dos de tres tiros y América anotó los cuatro que tuvo y al final América es campeón, por culpa de LAyún.
Cruz Azul jugó la final como si no estuviera jugando la final. El estilo medroso que Memo Vázquez le impuso al equipo le hizo cambiar todo el rostro que había ganado desde el título de Copa que se conquistó.
Memo Vázquez salió a no perder, a defender su gol y en cambio Miguel Herrera salió a ganar, cueste lo que cueste, pase lo que pase.
Por eso al América no le importó que Molina se fuera expulsado (13′), por eso no le importó que Teófilo Gutiérrez marcara (20′) y que pusiera el global 2-0.
América iba por la suya y por la suya iba a morir.
Con diez hombres, América fue más que Cruz Azul, aunque la Máquina ingresó a Javier Orozco apenas a los 24 minutos, el panorama no cambió. Sólo un equipo quería ganarse la corona, el otro sólo esperaba que le cayera en sus manos.
Fueron 90 minutos de insistencia americanista, 90 minutos de morder, de querer, de mostrar la sangre en tanto que Cruz Azul no agarraba la pelota, y cuando la tenía hacía todo lo posible para perderla y echarse para atrás.
José de Jesús Corona aparecía en las pocas llegadas claras que tuvo el América y Muñoz se agigantaba en manos a manos frente a Pablo Barrera.
Llegaron los minutos finales, Memo Vázquez frío y sin mensaje, no proyectaba a sus jugadores; Herrera con toda la furia alentaba a no darse por vencido, y al final, el corazón fue por delante.
Aquivaldo Mosquera metió el de la esperanza (90′) y se agregaron tres minutos, tres minutos en los que los azules ya se sentían campeones, pero no contaban con quien menos ataca, con quien nunca festeja un gol.
Moisés Muñoz se fue al frente, y con un cabezazo desviado por Alejandro Castro empató en el global.
América empataba cuando ya todos lo daban por derrotado. Su sangre y su espíritu de lucha los hicieron nunca perder la esperanza y provocaron los tiempos extras.
TIEMPOS EXTRAS
En el tiempo añadido América siempre fue más. Benítez tuvo un mano a mano frente a Corona y Corona salió avente. Cruz Azul nunca llegó a inquietar a Muñoz y eso que tenía un hombre más. Así, con un Azteca desbordado, todo se definió en penaltis.
PENALTIS
El dramatismo al extremo. Los azules no levantaban la cabeza del césped, sabían que estaban a dos minutos del título y ahora estaban a una serie de penaltis. Diego Reyes, quien salió de cambio en el primer tiempo, saltó ala cancha a arengar a su gente. El Azteca hablaba en americanismo y los azules callaban en busca de una explicación.
Tal como en la Copa, todo se definiría en penaltis.
Como América sólo tenía diez jugadores, Cruz Azul tuvo que sacrificar a uno para que no tirara y ese fue Mariano Pavone.
Cruz Azul pateó primero, Javier Orozco se enfiló y tiró al centro, y Muñoz con la punta del pie rechazó.
América siguió, se adelantó el chamaco Jiménez, quien antes jugaba en las fuerzas básicas de Cruz Azul y lo tiró como todo un veterano, aguantando el movimiento de Corona.
Se paró Alejandro Castro, quien toda su vida ha jugado en Cruz Azul y simplemente falló, se resbaló y voló su disparo.
Vino Benítez, al que ya no lo dejaban cobrar y lo cobró con maestría, engañando a Corona.
Siguió Rogelio Chávez, y con tranquilidad lo metió a la izquierda de Muñoz, quien se lanzó pero no llegó.
Osvaldo Martínez fue a tirar, tiró duró, seco, JJ Corona nada pudo hacer.
Gerardo Flores fue, lento, con pausa y anotó a la derecha de Muñoz.
Y vino Layún, y por culpa de Layún. América es campeón.