Hace 33 años, Gallos Blancos de Querétaro vivió uno de los episodios más tristes del club cuando el 10 de mayo de 1987 el equipo tuvo un accidente automovilístico que le cobró la vida a tres jugadores del club.
En ese año, el conjunto emplumado jugaba la Final de Segunda División ante Correcaminos de la UAT cuando ocurrió la tragedia.
El equipo volvía en autobús de Tamaulipas cuando el exceso de velocidad del vehículo provocó que se volcara en la carretera de Piedras Negras a la altura del kilómetro 67.
Agustín Jiménez, Gerardo ‘Pillo’ Orona y René Moltavo lamentablemente perdieron la vida. Por aquél entonces la afición acudió al panteón a despedir a sus jugadores y fotografías de la época muestran a numeroso grupo con arreglos de flores.
La Final de vuelta no se pudo disputar en la fecha programada debido a la tragedia así que se cambió para el 20 de mayo.
El segundo partido el resultado fue un empate 1-1 y ninguno de los conjuntos había ganado el derecho a ascender por lo que se debió jugar un tercer partido en cancha neutral.
Una vez más, en el Coloso de santa Ursula el marcador terminó empatado a un gol y el derecho al ascenso se definió en tanda de penales donde Correcaminos logró la victoria 4-2 y regresó a Primera División.
Los jugadores del conjunto de Gallos recordaron ese día como una pesadilla “pues nunca nos imaginamos que esto pasara, sobre todo, que tres de nuestros compañeros perdieran la vida.