Ciudad Victoria.- Detrás de la máscara y los movimientos acrobáticos del reconocido luchador Silver Fly, se encuentra una historia inspiradora de compromiso y generosidad. Este luchador, que ha dejado su huella en los cuadriláteros, ahora dedica parte de su tiempo como entrenador en la filial del Club de Fútbol Pachuca, donde trabaja con niños de la casa hogar del DIF Tamaulipas, brindándoles una oportunidad de soñar y encontrar un camino hacia un futuro mejor.
En un ambiente cargado de entusiasmo y alegría, Silver Fly dirige a un grupo de niños y niñas en cada sesión de entrenamiento. Los pequeños futbolistas, provenientes de la casa hogar, encuentran en él un referente y una figura cercana, dispuesta a guiarlos tanto en el deporte como en su desarrollo personal.
“Para mí, es un honor poder compartir mi pasión por el deporte con estos chicos. A través del fútbol, les enseño valores como la disciplina, el trabajo en equipo y la perseverancia. Quiero que sepan que, a pesar de las dificultades que han enfrentado, tienen un futuro prometedor por delante”, expresó Silver Fly durante una de las sesiones de entrenamiento.
El luchador, cuyo nombre real es Christian, encontró en el fútbol una forma de ampliar su impacto en la comunidad. Con una exitosa carrera en la lucha libre, decidió canalizar su energía y conocimientos hacia la formación de jóvenes talentos. Su objetivo principal es ofrecerles una alternativa positiva, alejándolos de situaciones de riesgo y brindándoles herramientas para su crecimiento personal.
El trabajo de Silver Fly en la filial del Club de Fútbol Pachuca ha sido reconocido por su coordinador, el Doctor Jesús Saucedo, debido a que los niños, además de recibir formación futbolística, tienen la oportunidad de participar en diferentes actividades recreativas y recibir apoyo educativo. El objetivo es brindarles un ambiente de protección y crecimiento, promoviendo su bienestar emocional y su desarrollo académico.
Silver Fly, con su máscara azul plateada y su característica figura, se ha convertido en un verdadero héroe para estos niños. Su presencia les recuerda que, a pesar de las adversidades, siempre hay esperanza y oportunidades para construir un futuro mejor.
“Ver las sonrisas en los rostros de estos niños es mi mayor recompensa. Quiero que se sientan empoderados y que crean en sí mismos. Si puedo ser un ejemplo para ellos y ayudarlos a alcanzar sus sueños, entonces habré cumplido mi misión”, concluyó.