Cd. Victoria, Tamaulipas.- Hoy no se anunciaba la jornada de la Liga, ni mucho menos la Final de Primera Fuerza. Hoy, en la cartelera, se plasmaba el último juego de Héctor “Bolado” Urbina: hijo, esposo, padre, abuelo y amigo del sóftbol.
Se caracterizaba por conectar esos hits en el momento oportuno, en esos instantes donde su sonrisa hacía ver que cualquier problema se podía resolver de la manera más simple. Su amor, alegría y respeto por el deporte siempre fueron un estandarte en su vida. ¡Gracias, ‘Bolado’! Hoy no solo tu familia llora tu adiós, sino todo Victoria.
Como era habitual en ‘Bolado’, nos sorprendió hasta el final. Su peculiar sonrisa, su alma extrovertida y, sobre todo, su amor por el sóftbol provocaron que su último adiós fuera en su casa: el Parque 31 Morelos.
Eran las 11:10 horas del viernes 4 de octubre de 2024, y todo estaba listo para el último ‘batazo’ de ‘Bolado’. Como los grandes, este llegó de la mano de quien siempre fue su manager, el Profesor Carlos Benavides Peña, encargado de llevarlo a su último turno al bat.
A lo lejos se escuchaba: “Ya llegó ‘Bolado’, nunca se le quitó la costumbre”, o “Siempre inquieto el cabrón, llegó antes que todos”, y es que, aunque la cita estaba anunciada para las 12:00 horas, él ya estaba en la puerta desde temprano.
El andar se sentía pesado. Era su último deseo: despedirse de su casa. Sus hijos, Karla y Héctor, no dudaron en cumplir al pie de la letra ese último anhelo. Seis amigos lo ayudaron a entrar al campo de juego a las 11:15 horas.
En esta ocasión, Héctor Urbina se colocó en el plato, ese ‘home’ donde solía cargar su bat y dirigir el destino de ‘Doña Blanca’. Esta vez no se escuchó el zumbido de la bola, ni el estruendo del bat, ni mucho menos la decisión del ampáyer. En su lugar, un fuerte golpe resonó al volar la barda del 31 Morelos.
Familiares y amigos, recordándolo, vieron cómo Héctor “Bolado” Urbina recorrió los 56 metros rumbo a ‘home’. Los primeros 14 metros hacia la primera base se sintieron pesados, porque él sabía que no había vuelta atrás. Pisar esa base fue un paso firme, y siguió su camino. Corrió hacia segunda, sabiendo que él era la estrella de ese día.
La tercera almohadilla no fue un obstáculo, pues ‘Bolado’ ya estaba encarrilado en su última carrera. La gente le gritaba: “¡Vamos, ‘Bolado’, ya es la última, ¡Sí se puede!” y “Yo sí le voy, le voy a ‘Bolado’”. Al llegar a ‘home’, marcó así su última carrera en su casa, la casa que siempre cuidó y amó.
Hoy se apagan las luces para ‘Bolado’, pero no su recuerdo, un recuerdo que siempre estará presente en el diamante que tanto amó.
Se despidió de su familia y amigos a las 11:40 horas, tras ganar su último juego.
¡Descanse en paz, Héctor ‘Bolado’ Urbina!