Desempleado a los 42 años. Una edad en la que te catalogan de “viejo” para muchos empleos, en la que ya no te contratan porque buscan “sangre nueva”. Ahora imagina este escenario siendo deportista de alto rendimiento, donde la vida profesional generalmente se termina a mediados de los 30 porque el tiempo no pasa en vano para las capacidades físico atléticas. Para cualquiera sería una condena al retiro, pero no para Tom Brady, quien jugó durante 22 años en la NFL para hoy decir adiós.

El hombre que fue despreciado durante 198 turnos en el Draft del año 2000 en la NFL, a quien los New England Patriots eligieron en la sexta ronda pese a las mofas por su aspecto físico y sus “limitadas” capacidades. La historia probó que el mundo se equivocó al juzgarlo antes de tiempo porque el nacido en California, que creció admirando a Joe Montana, superó con creces a su ídolo.

Tom Brady y el desempleo tras dos décadas

Fueron 20 años épicos en Nueva Inglaterra con seis anillos de Super Bowl, incontables récords individuales y una temporada invicta de 16-0, algo jamás visto; pero la NFL, como cualquier otro deporte profesional, también es un negocio y cuando de dinero se trata hasta las más profundas relaciones se quiebran.

Thomas Edward Patrick Brady quedó por primera vez desempleado en la NFL en 2020. El quarterback anunció que no regresaría a los Patriots por diferencias económicas en las negociaciones de un nuevo contrato. Una era irrepetible terminó y, con eso, el inicio de la agencia libre que le permitía firmar con el mejor postor, pero con todo y su carrera de Salón de la Fama, no hubo tantas ofertas como podría pensarse.

Se rumoró que los San Francisco 49ers y Chicago Bears fueron dos de las franquicias que tuvieron contactos con él, pero los Tampa Bay Buccaneers le ofrecieron justo lo que pedía. Un par de años a cambio de 50 millones de dólares y, especialmente, un equipo ya competitivo al que le faltaba un líder nato para llevarlos a lo más alto. Y ahí fue donde encajó Brady.

Tampa y la sed de venganza de Brady

El 20 de marzo del 2020, el mariscal de campo fue anunciado como nuevo jugador de los Bucs. Próximo a cumplir 43 años, expertos y aficionados afirmaron que “fracasaría sin Bill Belichick”, el head coach con el que ganó sus seis títulos en los Pats. Otros dijeron que sin un plan de juego a su medida aflorarían sus limitaciones atléticas, pero como bien lo dijo El Quijote: “Déjalos que ladren, Sancho” y eso fue lo que Brady hizo.

No hay mejor versión de Tom que aquella que salta al emparrillado sintiendo que tiene algo que probar pese a todos sus éxitos. Y así vivió la Temporada 2020, con fuego en la mirada, una bazuca en el brazo y un hambre insaciable por dejar en claro que podía triunfar en el Raymond James Stadium de Tampa, en donde el destino le acomodó para un nuevo Super Bowl.

A sus 43 años, Brady tuvo la segunda mejor temporada de su carrera en pases de anotación con 40, rebasó las 4 mil 600 yardas aéreas y tuvo marca de 11-5, suficiente para que los Buccaneers se metieran a Playoffs, el escenario favorito de la leyenda, quien de visitante eliminó a Washington, a los Saints del ya retirado Drew Brees y a los Packers de Aaron Rodgers.

El 7° Super Bowl y una lección a Mahomes

La última cita fue en el Súper Tazón en Tampa contra los campeones defensores, los Kansas City Chiefs de Patrick Mahomes. Era el choque de dos generaciones. Por un lado, el joven maravilla como el presente y futuro de la NFL; del otro, la vieja guardia, el veterano que no pensaba irse por el horizonte sin dar pelea.

¿El resultado? Una lección del número 12 a su supuesto heredero con su quinto premio al Jugador Más Valioso, otro récord. “¿Jugar hasta los 50 años? Por qué no, no luce tan difícil”, declaró el siete veces campeón de la NFL previo al inicio de la Temporada 2021. Pero tras jugar su campaña 22, pondrá fin a su carrera oficialmente en los próximos días.