Pelé fue sepultado el martes en la ciudad a la que convirtió durante años en una capital futbolística del mundo, lo que marcó el final de los funerales del astro cuyo deceso enlutó a millones de aficionados dentro y fuera de Brasil.

Pelé yace ya en Santos la ciudad en que creció y se volvió famoso. Se ofició una misa en el estadio antes de que un camión de bomberos llevara el féretro por las calles hasta el que es el cementerio vertical más alto del mundo, en el Memorial de la Necrópolis Ecuménica.

Los restos del brasileño estarán presentes en el noveno piso, en donde se encuentran los restos de la familia, en un sitio dónde son 14 pisos y en donde a pesar de la altura, su ferétro estará a unos 200 metros cuadrados, para que las visitas puedan darse de una manera más fluida.

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El presidente Luiz Inácio Lula da Silva, quien recién asumió su cargo, rindió homenaje a Pelé en Vila Belmiro, el estadio donde jugó como local durante la mayor parte de su carrera.

A la llegada del cortejo al cementerio, bandas de música interpretaron la canción oficial del club Santos y un himno católico. Poco antes, los asistentes corearon temas de samba que le gustaban a Pelé.

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No asistió al funeral ningún reconocido futbolista activo o retirado de Brasil.