La final de la Copa del Rey eleva un derbi madrileño con toda su rivalidad histórica al estadio Santiago Bernabéu, donde el portugués José Mourinho puede prestar su último servicio al Real Madrid, antes de anunciar su marcha, ante un Atlético de Madrid que se aferra a su fiabilidad en finales con Diego Simeone.
La Copa del Rey, la competición a la que se agarró Mourinho en su primer año para justificar que su presencia aseguraba títulos y acercar al Real Madrid al Barcelona con la conquista de la edición 2011, puede ser el broche a la etapa del técnico portugués en el banquillo blanco.
Tras conquistar una Liga, una Copa del Rey y una Supercopa de España, Mourinho puede dar su segunda competición copera, la decimonovena de la historia al Real Madrid, para acercarse a las 26 coronas del rey de copas, el Barcelona, y las 23 del Athletic Club de Bilbao.
Con ello maquillaría una temporada en la que el Real Madrid se dejó llevar en Liga, sin la motivación con la que conquistó la pasada temporada la “Liga de los récords”, y volvió a quedarse a las puertas de la final, por tercer año consecutivo, en Liga de Campeones. La Copa se ha convertido en el todo o nada y la opción de Mourinho de despedirse ganando.
Sus enfrentamientos personales con buena parte del vestuario hacen difícil su continuidad. Su deseo de regresar al futbol inglés complican la opción de que cumpla los dos años de contrato que le restan. Se despedirá con un 11 condicionado por la situación actual. Con el capitán Íker Casillas en el banquillo y sin el portugués Pepe en el centro de la defensa, castigado desde que realizó unas declaraciones posicionándose del lado del portero, al que pidió respeto en el trato que le da el cuerpo técnico en sus comparecencias.
La lesión de Raphael Varane provocará que el titular sea Raúl Albiol, jugador que apenas ha contado esta temporada, eclipsado por la explosión del central francés. Recupera a tiempo el técnico madridista a dos jugadores clave que forzarán para jugar la final. Son Sergio Ramos, lesionado en el intento de remontada ante el Borussia Dortmund, y Mesut Özil, que se dañó el tobillo hace nueve días.
Más dudas dejan jugadores que regresan también de sus lesiones de mayor duración. Álvaro Arbeloa y Marcelo no estarán en los laterales. Sus puestos los ocuparán Michael Essien y Fabio Coentrao. La plantilla deja de lado el pulso con su entrenador y se ha conjurado para ganar el título. No ha habido una preparación especial, ni arengas de Mourinho. Los jugadores han optado por una comida de unión antes de la gran cita.
El equipo madridista lo completará Diego López en portería, que pasa de jugar la competición con el Sevilla al sueño de conquistarla con papel de protagonista principal en el Real Madrid, un centro del campo formado por Sami Khedira y Xabi Alonso, con la magia de Özil en la media punta, dos extremos veloces como Ángel di María y Cristiano Ronaldo, que tiene tomada la medida al vecino, más Karim Benzema en la zona del 9.