Miles de fanáticos abarrotaron el jueves las calles de Bérgamo para el funeral de Piermario Morosini, el futbolista italiano que murió tras sufrir un infarto durante un partido el fin de semana pasado.
Unas 600 personas llenaron la iglesia de San Gregorio Barbarigo para el servicio fúnebre, mientras miles de personas lo observaban en las calles en pantallas gigantes.
El ataúd de Morosini estaba cubierto por sus camisetas del Livorno y el Atalanta. Adornado con coronas de flores, también estaba cubierto por varias bufandas de fútbol, y al lado había botines de fútbol y balones.
“Mario realmente está en nuestros corazones. No tengo miedo y estoy aquí no sólo para Mario, sino con Mario”, dijo el sacerdote Luciano Menenti al comienzo de la misa.
Morosini, un volante de 25 años que jugaba con el Livorno tras ser cedido a préstamo por Udinese, comenzó su carrera en las divisiones inferiores de Atalanta. Todo el plantel del Atalanta estaba presente, al igual que jugadores de Udinese y varios ex compañeros, incluyendo Sulley Muntari.