Messi siempre tiene la última palabra, y en un partido que se le había puesto muy feo al Barcelona, sacó lo mejor de sí para resucitar a su equipo cuando el marcador amenazaba con un 1-2 que el argentino supo revertir con dos tantos (3-2).
El Barça sufrió lo indecible en un partido al que nunca le tuvo el control y que en el segundo tiempo, tras un magistral contraataque del Spartak (1-2), temió por una derrota que parecía un hecho, hasta que la épica se volvió a adueñar del Camp Nou, de la mano de su genio, el argentino Lionel Messi.
La tarea iba a ser difícil para un Barça que sorprendentemente tardó más de un minuto para hacerse con el control del partido una vez arrancado éste. Aunque el balón se acomodó entre los barcelonistas, estos no lo disfrutaron.
A todo ello, en el minuto 11 Gerard Piqué pidió el cambio por una lesión, por una mala postura en una caída tras disparar un balón en el área rusa. En su lugar entró el camerunés Alex Song. El Barcelona disponía de una pareja de centrocampistas (Song y Mascherano) recalificados para centrales.