José Mourinho celebró el gol de Cristiano a lo grande. Saltó del banquillo local del Bernabéu y se deslizó de rodillas sobre el césped, invadiendo parte del terreno de juego. Una celebración muy similar a otra, de hace casi seis años, en el Camp Nou.
Por entonces (31 de octubre de 2006), Mou dirigía al Chelsea, que se medía al Barcelona en la penúltima jornada de la fase de grupos. El partido era determinante para decidir quién ganaría el grupo, con las consiguientes ventajas que ello supone. El Barça mandaba por 2-1 hasta el minuto 90, cuando los ingleses empataban gracias a un gol de Didier Drogba.
Mourinho saltó del banquillo y celebró de rodillas el tanto del costamarfileño. En aquella ocasión no llegó a entrar en el terreno de juego. Se quedó en la banda celebrando un gol que presumía importante, como de hecho lo fue. Permitió al Chelsea ser primero de grupo, mientras que el Barça tuvo que ganarse el pase como segundo en el último partido, ante el Werder Bremen. Los azulgranas, campeones en 2006, cayeron en octavos ante el Liverpool. El mismo equipo que, en semifinales, frustró de nuevo el sueño europeo de Mou y Roman Abramovich.
Sonadas celebraciones
La celebración de Mourinho refleja la importancia del partido de ayer para el técnico luso y para el Real Madrid, tras un arranque de temporada plagado de turbulencias. Aunque en la mayoría de las ocasiones permanece hierático tras los goles de su equipo, no es la primera imagen para el recuerdo que deja el técnico luso. En el Madrid, pasará a la historia su ‘caballito’ con Callejón tras un gol la pasada temporada en Mestalla. Tampoco han olvidado en el Inter -ni en el Barcelona- su celebración tras el pase de los italianos a la final de la Champions en 2010, dedo el alto, señalando a los hinchas de su equipo, para enfado de Víctor Valdés, antes de que entraran en funcionamiento los aspersores del Camp Nou.