A ocho meses de la Copa Mundial de Brasil 2014, y luego de albergar siete encuentros mundialistas, el Estadio Nacional Mané Garrincha, remodelado a cambio de 460 millones de dólares, sirve exclusivamente como un estacionamiento de autobuses.
La que fuera la inversión más costosa que la federación brasileña realizó en cuanto a sedes se refiere, no ha sido utilizada con regularidad desde la clausura de la Copa del Mundo.
Se espera que el coloso de Brasilia sea utilizado durante los Juegos Olímpicos de Río 2016, pero hasta entonces no parecen existir muchas opciones deportivas para el complejo multiusos. En la actualidad, parte del estacionamiento del recinto es utilizado por una línea de autobuses que pasa dos o tres horas en las instalaciones del estadio.
Autoridades brasileñas aseguran que el inmueble no es un estacionamiento de tiempo completo, ya que las unidades de transporte no pasan la noche en las inmediaciones del recinto, sin embargo, ya se planifica su uso como sede de tres secretarías del gobierno de la ciudad, donde trabajarían entre 300 y 400 personas.
A cambio de su utilización para fines diplomáticos, la sede mundialista recaudaría 3,3 millones de dólares, una cifra menor al tratarse del segundo estadio más caro del mundo. La remodelación del inmueble costó el triple del presupuesto inicial.