El Barcelona, sumido en plena depresión por el adiós de Leo Messi, protagonizó un estreno de Liga ilusionante ante la Real Sociedad, a la que doblegó con solvencia (4-2), pese a sufrir al final, con una gran actuación de su nuevo tridente, el formado por Memphis Depay, Antoine Griezmann y Martin Braithwaite.
Memphis comandó desde el primer minuto la ofensiva azulgrana. Con su movilidad, su desborde y sus ganas de agradar al escaso pero animoso público del Camp Nou, que hoy rompía su silencio 1 año, 5 meses y 8 días después, curiosamente ante el mismo rival que había presenciado en directo por última vez.
A Le Normand, le hizo un sombrero de espuela, a Griezmann le puso un centro que el francés cabeceó al larguero y a Piqué le regaló el 1-0, en la jugada siguiente, al botar con precisión un falta desde la frontal que el central remató al fondo de la red a los 19 minutos.
Los de Koeman sufrieron algo más en la recta final del primer acto, pero el conjunto donostiarra no lograba inquietar a Neto, y Braithwaite, en el añadido, cabeceaba un obús a centro de De Jong para hacer el 2-0.
Sin Isak ni Monreal, pero con los olímpicos Zubimendi, Merino y Oyarzabal en el once, la Real le costaba un mundo fabricar futbol, y su entrenador sentó al descanso a Januzaj y Silva, desaparecidos en combate, para dar entrada a Barrenaextxea y Bautista en busca de más movilidad.
Pero de nuevo apareció Memphis, por banda izquierda para demostrar su calidad, atrayendo a dos defensas de la Real antes de habilitar a Jordi Alba, que asistía a Braithwaite desde la línea de fondo para el 3-0.
Merino puso por primera vez a prueba a Neto poco después, pero a estas alturas del choque, el cuadro guipuzcoano parecía haber capitulado ante un Barça muy superior.
Pedri tuvo el cuarto, pero Remiro la sacó cuando se colaba por la escuadra. Parecía que el partido estaba decidido, pero el debutante Julen Lobete ganó la partida a un recién ingresado Emerson en una contra para fusilar a Neto y recortar distancias en el 82.
Un falta inexistente del debutante Nico González, la lanzó Oyarzabal de forma magistral para hacer el 3-2, tres minutos después. Pero en el tiempo añadido, Braithwaite asistía en otro contragolpe a Sergi Roberto para hacer el cuarto, y el Camp Nou, de luto por Messi pero de fiesta por poder a disfrutar de nuevo en directo de su equipo, respiraba tranquilo.