El Atlético de Madrid había vivido unas temporadas muy oscuras antes de que llegara el Cholo Simeone en 2011. El conjunto madridista había sido totalmente opacado, así como los demás, por el Barcelona y el Real Madrid que se repartían la liga año con año. Sin embargo, Simeone hizo una revolución y llevó al equipo a lo más alto en la campaña 2013/2014.

Aquel año el Atlético se reforzó con un exjugador del Barcelona, David Villa. Y también dieron un salto de calidad elementos como Koke, José María Giménez, Diego Godín, Filipe Luis y Thibaut Courtois.

El año había sido fantástico: llegaron a la Final de la Champions y a los Cuartos de Final de la Copa del Rey. Aunque lo mejor de aquel año, además de regresar a la élite, fue la consecución de la Liga.

Llegó la jornada 38 y los puntos 89 puntos que había hecho el Atlético de Madrid confirmaron una campaña espectacular, pero todavía tenía un obstáculo que superar para alzar el título: el Barça. Los rojiblancos llegaron al Camp Nou con 3 puntos más que los catalanes, pero si caían en el santuario azulgrana quedaban segundos de Liga, por peor diferencia de goles.

En su casa el Barcelona se hizo grande y dominó el encuentro. Ya al minuto 34 hizo el primero, cortesía de Alexis Sánchez. Aunque mantener la pelota no fue sinónimo de dominio. Los catalanes dispararon 4 veces a puerta, pero no pudieron batir a Courtois.

Comenzó la segunda mitad y el Atlético respondió. Godín se volvió gigante, remató un centro por la punta de la derecha y al 50 dejó el Camp Nou mudo. Los rojiblancos sabían que eso les bastaba para quedar eran , pero quedaban 40 minutos y se mataron en la cancha para que los azulgranas no subieran otro tanto al marcador.

Barcelona respondió, pero no pudo hacer nada ante la garra rojiblanca, que sabía que culmino una gesta heroica en un campo de ensueño. El 17 de mayo fue el día que el Atlético de Madrid resucitó y acabó con la hegemonía del Barça y del Real Madrid.