Nelson Mandela o Madiba, como era conocido en su país, fue un personaje muy cercano al deporte, sobre todo al boxeo, disciplina que practicó durante su juventud en Johannesburgo, capital de Sudáfrica, lugar al que fue confinado por el gobierno de su país en los años 50, por su lucha contra la segregación racial.
El ex presidente sudafricano escribió en su autobiografía ‘Long Walk To Freedom’ (Largo Camino a la Libertad), sus inicios en este deporte desde que estudiaba el bachillerato, pero fue en el Donaldson Orlando Community Centre, un gimnasio “mal equipado para boxear”, donde tomó en serio este deporte.
“No era un destacado boxeador. Yo estaba en la división de los pesos pesados y no tenía el suficiente poder para compensar mi falta de velocidad ni la velocidad para compensar mi falta de poder”, relata en su libro.
Mandela tuvo una relación muy cercana con José Sulaimán, presidente del Consejo Mundial de Boxeo (CMB), pues el dirigente del boxeo que mientras no hubiera igualdad en Sudáfrica, no se llevarían a cabo funciones del organismo en ese país.
A pesar de que Madiba era un fiel creyente de la paz, encontró en el boxeo la analogía perfecta para explicar su lucha: “El boxeo es igualitario. En el ring, rango, edad, color, y riqueza son irrelevantes. Cuando estás dando vueltas a tu oponente, sondeando sus puntos fuertes y débiles, no estás pensando en su color o estatus social”, escribió.
En 1994, Mandela fue nombrado presidente de Sudáfrica, luego de permanecer 27 años encarcelado, entonces escribió una carta dirigida a Sulaimán, en la que le agradecía a él y al organismo con sede en México, por el apoyo durante su lucha. En el documento también figuran los nombres de boxeadores como Muhammad Alí, George Foreman, Ken Norton y Joe Frazer.
Entre sus tantos reconocimientos a nivel mundial, el sudafricano recibió el nombramiento por parte del CMB como ‘Rey de la Igualdad Humana’, y su cercanía al pugilismo se ve reflejada con la estatua situada en el corazón de Sudáfrica, en la que Mandela está en guardia.