Ante la poca cantidad de funciones de lucha libre, El Inquisidor tuvo que buscar otros ingresos y por eso se dedica también a la venta de frutas de temporada en una bodega en la Central de Abastos, esto para poder solventar los gastos de sus dos hijos.
“Trabajo porque ahorita (sic) la lucha libre está muy mal pagada y aparte hay muy poco trabajo de eso y muchísimos elementos (luchadores). Hay que buscar opciones porque hay que llevarle el sustento a mi familia”, dijo.
El luchador rudo, quien milita las filas del Consejo Mundial de Lucha Libre (CMLL) trabaja para sus tíos, José Antonio y Jacinto Escalante. Este último fue durante 16 años boxeador profesional y siempre combinó ese deporte con el comercio.
“Fue mi única opción de tener otro trabajo. Este negocio familiar lo conozco desde pequeño”.
El gladiador tiene una jornada laboral de viernes a domingo de cinco de la mañana a las 11 para posteriormente realizar los entrenamientos de lucha.
“Lo más pesado de mi trabajo es levantarme temprano y cargar las cajas para mostrárselas a los clientes”, señaló.
Desde hace cinco años, el luchador combina los cuadriláteros con la venta de frutas de litchi, mango, mandarinas y tuna, aunque dice que su experiencia como comerciante inició hace 20 años cuando le ayudaba a su papá con la venta de los jitomates.
El rudo llega a cargar 50 cajas al día (cada una pesa 35 kilos) y espera a futuro reabrir su recaudería, la cual cerró por bajas ventas.