El obtener un récord negativo es un duro golpe para la institución de Correcaminos, pero sobretodo, para el aficionado.

Ahora, el ave naranja, tiene el nada honroso récord de más minutos consecutivos sin anotar gol.

A éste, súmenle el de la cantidad de partidos consecutivos sin ganar cómo visitante.

Dos estadísticas demoledoras, es de valientes aguantar una historia así.

En las transmisiones, lo que más se cuenta del equipo son cosas cómo; la anécdota del rector, las contrataciones de centroamericanos como Sambula y Mendieta (los más mencionados), la anécdota del Fugas Martínez, la estadística de partidos sin ganar en patio ajeno, los manejos administrativos.

Salvo una, las demás no aportan algo significativo para presumir. Y ahora, súmenle la estadística de más minutos sin anotar.

Pero sobretodo, lo más significativo: que son pocas las glorias deportivas.

Este equipo es para valientes.

URGE RECUPERAR EL ADN

Antes de pensar en la imagen, logo, colores e identidad: hay que rescatar el ADN de Correcaminos.

Ese estilo de equipo combativo, de lucha, garra, entrega, de ir por todas las pelotas, de mostrar querer el ganar.

La afición podrá perdonarte una derrota, pero no perdonará que no luches, que no te entregues.

Recuperar aquella velocidad del Chiquilín Cabrera, la garra y entrega de Mendienta, Sambulá y Smith; de aquellos jugadores que dejaron huella y plasmaron sus nombres en la historia de la institución.

Actualmente, cuando en alguna transmisión de televisión se hace el ejercicio de mencionar a jugadores emblemáticos, éstos son los apellidos que se mencionan.

Posteriormente, pocos han sido los que han hecho que su nombre se recuerde por los aficionados; Olsina, Nico Saucedo, Nurse, Orrego, la Yaya Álvarez, por mencionar algunos.

Otros, que sin tener una técnica muy depurada, han dignificado el jersey de Correcaminos con su entrega y lucha, el no dar un balón por perdido, ir por todo; casos como Roly Sena y Tano Ahumada.

Es hora de recuperar ese ADN que tenía Correcaminos, ese Correcaminos que generó identidad, empatía, cariño y orgullo.