Cd. Victoria, Tamaulipas.- Lo que mal comienza… mal termina, dice el dicho coloquial, y así fue como terminó la ilusión de Edgar Solano Paredes en el Club de fútbol Correcaminos… relación que llegó a su fin el 6 de octubre, tras los malos resultados que acompañaron al estratega en su era con el equipo de la UAT.
Y es que ha pesar de que Ciudad Victoria estaba de fiesta, y no por su adelantado despido, el cual se murmuraba en las gradas, convirtiéndose en un secreto a voces… terminó siendo una realidad, sino porque la capital tamaulipeca cumplía un aniversario más de su fundación.
Todo estaba listo para que el juego de la jornada 12 se llevará acabo, un partido que por cuestiones extra cancha se tuvo que posponer… un encuentro que era crucial para Correcaminos, un juego donde no solo se jugaba Solano tres puntos sino la dignidad de su último partido como estratega del “Ave”.
Eran las 4:55 de la tarde y este salía del vestidor, así, informal, su pants negro y su playera polo institucional del equipo, outfit que siempre lo caracterizó en su era como entrenador del representante de la UAT… salió del vestidor para dar su último saludo al Marte, estadio con quien compartió 15 juegos como local… y pese a esto, éste no levantó la mirada y atravesó sólo la pista de tartán para llegar con su colega de profesión con el que intercambió algunas palabras para después desearse suerte, o como decía mi abuela, palabras que solo fueron “de dientes para afuera”.
Édgar Solano se veía antipático y algo distraído, ya que constantemente veía su reloj, para percatarse que apenas eran las 4:59 pm, apuntó a la pantalla, puso su cronometro a tiempo y se preparó para el inicio del juego, cinco minutos antes de la hora comenzó el partido.
“¡Sal…sal!”, le gritaba a Salas (Jesús) en la primera ofensiva de Correcaminos.
Con las manos en los bolsillos, le alzaba la voz a Pelusa (Francisco Tede), “no la tires… no la tireeeeeees” y es que, su equipo no tomaba las mejores decisiones en el terreno de juego.
Apenas era el minuto 2 y Solano ya había gritado mil palabras para su equipo, buscando cortar el ambiente nostálgico que se sentía en el Marte R. Gómez, en un clima nublado y gris.
Volteaba a la banca y preguntando y señalando el reloj, pero apenas iban 4 minutos de juego, haciendo cada vez más largo el tiempo.
“Viste lo mocharon”, expresa Solano con sus manos, por lo que el “Picas” Becerril solo asentaba con la cabeza.
“Calma… calma Yahiiiiir” ante la mala recepción de su delantero… “estos cabrones no hacen caso”, sentándose en la banca, lugar que fue el refugio del estratega en sus últimos minutos como entrenador de Correcaminos.
La apatía… pereza y la poca actitud que presentaba el estratega poco a poco fue contagiando a sus jugadores, quienes se comenzaron a apagar.
“¿Cuánto falta “Picas”?”, preguntaba Solano; mientras que Octavio Becerril buscaba que su equipo no se ahogara en su decadencia.
Cuando todo parecía que el par de ceros terminarían colgados en los primeros 45 minutos de juego, Adolfo Domínguez hace el 1-0 a favor de Celaya en la agonía del primer tiempo.
Para el complemento el rostro de Solano Paredes fue el mismo… desencajado, pero a la vez preocupado y es que la mentalidad de su equipo se sentía desgastada y sin ningún rumbo.
Silbó el árbitro y los reclamos por parte de la afición no se hicieron esperar, “Solano vete por dignidad”, “qué cambios tan pen… hiciste” y el recordatorio del 10 de mayo se escuchaba por todo el inmueble del 17 Carrera Torres, donde solo Solano hacía oídos sordos.
“Carajo “Picas” que nos está pasando” se le leía en los labios al estratega de Correcaminos… “no chinguen” y todo esto lo hacía desde su banquillo.
Eran las 6:20 y la mirada de este seguía en el olvido, no podía creer lo que estaba pasando, su equipo se estaba muriendo, tras una cornada de los Toros de Celaya quienes con tan poco terminaron haciendo mucho.
Y es que a pesar de los cambios el equipo no tenía ninguna mejoría.
El tiempo transcurría y Solano seguía más frío que un hielo, porque veía como su equipo se hundía más rápido que el titanic.
De afuera la gente no se guardó ninguna para Solano Paredes, le gritaron hasta de lo que se iba a morir, “Ooooooohh! Que se vayan todos que no quede ni uno solo… Ohhhh!!” y es que la afición no se guardó nada y sacó toda su frustración en contra del estratega.
Solano Paredes, era insistente con el reloj, y esta vez no era para que se alargara más el tiempo sino para que este terminará lo antes posible.
A las 7:15 de la noche, se escuchó el silbatazo final, donde este solo se sentó en la banca, tuvo una breve platica con su cuerpo técnico y se dirigió al vestidor.
Con esto la era de Édgar Solano Paredes al frente del equipo llegaba a su fin, era que duró 28 juegos, donde solo ganó nueve partidos, empato seis y perdió 13, sumando un total de 33 puntos de 84 posibles.