Después de la revolución que vivió Correcaminos cómo institución los días previos antes de enfrentar a Mineros; llegó el jueves, el día del partido y en dónde habría que demostrar en la cancha.

Y es que, es precisamente ahí, en la cancha, donde se muestra el reflejo del club.

Un primer tiempo atroz, Mineros se encontró con dos goles muy temprano en el partido, Correcaminos parecía perdido, sin conexión, muy impresiso, mostrando mucha carencia en cada una de sus líneas. Mineros desaprovechó algunas para ampliar el marcador.

En el segundo tiempo mejoró el equipo de Correcaminos, a base de empuje, ímpetu y agallas; buscaron hacer partido y, poco a poco, fueron metiendo atrás a Mineros, quien en contragolpes tuvo sus opciones pero le echaban mucha crema y ahí llevaron la penitencia.

Yair Espinosa prendió la vela de la esperanza al acortar distancia en el marcador y, ya en los momentos finales, Alonso Flores rescató el partido que parecía perdido.

Ahora hubo más participación de jóvenes; Julio Pérez, Alexis Villarreal, Jonathan Gámez, Heber Velázquez, Miguel Zapata y Joaquín Estopier tuvieron participación.

Esto, se asimila más a lo que tanto se ha pregonando, ahora sí hubo congruencia entre lo dicho con lo hecho.

Y con ellos se logró sacar el empate, así que este pudiera ser el camino para sacar algo positivo en el torneo…al menos habría coherencia en la teoría y práctica de jugar con menores.

En lo administrativo, ante la llegada de una nueva dirección, se vienen semanas de evaluación, acomodos, reacomodos y cambios.