Cd. Victoria. – “El grado de violencia que el hombre de la calle lleva incorporado al futbol depende siempre del grado de frustración”. Jorge Valdano.
Qué difícil es ver en lo que nuestro futbol se ha convertido. En el llano, en las ligas infantiles, en las juveniles, en la libre, veteranos.
Este fin de semana circuló en redes sociales el video de una agresión a un árbitro, el partido de San Juan vs Deportivo Martínez, en el estadio Universitario (Eugenio Alvizo Porras).
Pudiéramos pensar que fue un hecho aislado, pero la triste realidad es que no es así, hoy los partidos de futbol se han trasladado a una zona de violencia física y verbal.
Hay partidos que son la excepción a la “nueva normalidad”, pero en la mayoría el entorno es de VIOLENCIA.
Me llamó mucho la atención algunas frases que se escuchaban en el video de la “porra”, para mí, pseudo aficionados justificando los golpes por que el silbante “no pitó bien”.
¿En qué momento nos creemos con el derecho a golpear? ¿Quiénes somos nosotros para ejercer ese tipo de acciones enfundados en la bandera falsa de la justicia?
Lamentablemente la mayoría de los problemas en las canchas inician en la grada, en quienes despotrican contra el otro equipo y el árbitro, ahí donde gritan sin cesar insultos a jugadores, árbitros y todo el que se atraviese; muchas veces reclamos que se hacen sin conocer las reglas básicas del futbol; básicas.
¿Cuántos de fuera sabemos reconocer un fuera de lugar? ¿Cuántos en la grada tenemos la capacidad de identificar el tamaño de la falta? ¿En qué casos se saca amarilla? ¿En cuál roja?
Olvidamos que el futbol es de apreciación, que los silbantes son seres humanos que se equivocan y aunque sí, también me ha tocado ver árbitros que no respetan y que reaccionan mal a los comentarios o las críticas, nada, absolutamente nada justifica sentirse con el derecho de ejercer falsa justicia con golpes.
Pensamos que podemos ir a las canchas a desahogar la frustración de nuestras vidas, a insultar a jugadores, árbitros y porras, a demeritar el esfuerzo del otro.
Y queda claro que el problema definitivamente está en la sociedad, esa sociedad que utiliza el pretexto de vestir una playera de un color para “justificar” agresiones.
Pero también está en quienes hemos dejado pasar todos esos hechos y no hemos hecho nada; porque “déjalos, no caigas” “no te rebajes” “ignóralos”, “ellos siempre son así” y tantas frases que nos hacen NORMALIZAR.
¿Porque se frena el bien y se respetan las malas acciones?
¿Por qué ahora es tan normal escuchar un padre o madre de familia gritar “quiébralo” “túmbalo” “pégale para que se le quite”?
“Chillón” a un niño de 9 años doliéndose de un golpe.
¿Por qué ahora lo normal es insultar?
Es culpa de todos. De todos nosotros.
Hace falta recordar lo que realmente es el futbol. Esa magia de sentarte en la tribuna a disfrutar de una estrategia, de cómo tu jugador hace el esfuerzo y lo entrega todo, poder vibrar con un gol y sentir tristeza cuando los recibe tu equipo.
Trillada frase de Futbol con valores que hemos olvidado practicar, la sociedad estamos tan cegados por la falsa normalidad que no somos capaces de identificar todo lo bonito del futbol.
El futbol que yo conocí era bonito, era de colores, te hacía emocionarte, sentir lo que los jugadores dentro emanaban; esfuerzo, cansancio, pero sin renuncia, intentar, fallar y volver a intentar.
Adrenalina, alegría, tristeza, fidelidad, apoyo, familia…y la lista puede seguir.
Olvidamos que las derrotas son la mejor lección y que no siempre tenemos la razón.
Que el árbitro apreció falta y desde la tribuna nos gana el corazón y solo vemos las faltas cuando es a nuestro jugador.
Porque gana el corazón, decía un buen amigo; nos ganan las tripas.
No somos capaces como aficionados de apreciar verdaderamente el futbol, nos hemos olvidado de la magia de la pelota el rectángulo verde y sus guerreros.
Transformamos el campo en una batalla campal. Donde llueve de todo menos amor a la pelota.
Mientras sigamos normalizando la violencia en cada una de sus etapas y formas, así cómo vamos, el futbol nos dirá adiós.
Hagamos algo. Que no quede en letras, no quede en expresiones, denuncien, que no se permitan insultos, de ningún tipo, que las ligas dejen de ver lo económico y realmente sancionen. Que la autoridad accione, que la sociedad reaccione y que el futbol siga siendo un juego.
“La violencia tiene una raíz social. Se elige al futbol para expresarla, en primer lugar, porque en la identificación con unos colores existe una excusa solidaria ante miles de personas. La multitud da impunidad.” Jorge Valdano.