Julio César Chávez obtuvo cinco títulos mundiales en 3 divisiones: tres del CMB, uno de la AMB y uno más de la FIB.

Y también son 5 los libros que se han escrito sobre él: Julio César Chávez nuestro campeón, por Armando Zenteno, editado en 1990 por Editorial Pax; Grandezas y Miserias de Julio César Chávez, del mismo autor por Anaya Editores en 1996; Julio César Chávez, adiós a la gloria, de Francisco Ponce editado en el año 2000 por Grijalbo y Proceso; La Gloria también golpea, De la Hoya Chávez I, de Alejandro Toledo y publicado por La Dulce Ciencia Ediciones; y Julio César Chávez, La verdadera historia, obra de la que hablaremos en esta entrega.

El libro en el que aparecen como autores el propio campeón mexicano, su hermano mayor Rodolfo Chávez y el también exboxeador Javier Cubedo, editado en 2018 por Aguilar del sello Penguin Randon House, narra sobre la niñez del multicampeón; la relación con su familia; la muerte de su hermano Omar; su debut como profesional; su presentación en el extranjero; la aparición del promotor Don King; el robo de su novia y después esposa Amalia Carrasco; los problemas con su mánager el “Zurdo” López; el nacimiento de su primogénito, y su incursión en Europa.

Rodolfo Chávez explica por qué empezó a usar el listón rojo en la cabeza; denuncia cómo Don King aprovechaba cuando su hermano se había pasado la noche en juerga y lo hacía firmar los contratos; y el desfile de mujeres en su vida, artistas del momento y estrellas de la pantalla chica y grande.

Habla sobre la relación de JC Chávez con el entonces presidente Carlos Salinas; la invitación del “más famoso y buscado de Colombia”; su apuesta contra el “Macho” Camacho de 100 mil dólares, que cobró y trasladó en efectivo; el regalo del “Mayo” Zambada; la presencia de Thalía en el pleito contra Whitaker y la reunión posterior en que su atención total “era para una bella cantante juvenil y se les veía muy alegre platicando durante toda la noche y parte de la mañana solos”.

En el Capítulo 24, deja a la imaginación y da nombres: “una relación muy bonita con una estrella mexicana que empezaba a brillar en el extranjero. Era la invitada de honor en el centro Otomí, en compañía de otra muñequita de Televisa. Rodolfo no olvida la mañana en que fue a levantarlo y una de sus dos acompañantes, totalmente desnuda, le abrió la puerta, mientras que la otra solo tenía una parte tapada; el afecto que le tenía Emilio Azcárraga y sus muchas amigas de la televisora, y que hasta llegó a influir en las carreras de algunas; también su amistad con Lucerito, Lorena Herrera y Verónica y Christian Castro.

Toca ligeramente su adicción a las drogas, aunque lo “balconea” cuando visitó a El Papa Juan Pablo II y le pidió entrar a su baño, ofreció disculpas a dios e inhaló cocaína en el lavabo; o la anécdota cuando la policía de Las Vegas que lo detuvo y lo dejó ir pese a que traía droga en el auto.
Sus escapadas de las concentraciones con los hermanos Arellano; las veces que fue internado, y el dramático momento en que intenta quitarse la vida colocándose una pistola en la sien, solo que bala se trabó, y después dijo haber visto a dios.

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