Hay momentos que pueden llegar a marcar la carrera de un mariscal de campo en la NFL, y Tony Romo pasó un trago muy amargo en enero del 2007 ante los Halcones Marinos de Seattle en el CenturyLink Field.
Durante el encuentro en la ronda de comodines de la Conferencia Nacional, Dallas se acercó hasta la yarda dos de su oponente con tan solo 1:19 en el reloj de juego y con una desventaja de un punto en el marcador para realizar un intento de gol de campo de 19 yardas por parte del argentino Martín Gramática.
El escenario estaba puesto para que el quarterback en ese entonces novato se vistiera de héroe, liderando a su equipo al juego divisional, sin embargo en el deporte las tragedias ocurren en los momentos menos esperados.
Tras el centro, Tony Romo fue incapaz de controlar el ovoide y después de fracasar en su intento de anotar tras recuperar el balón, Seattle se terminó por llevar el triunfo 20-21 en ese apretado partido.
Desde entonces su carrera dio un giro radical, siendo considerado por varios fanáticos como un jugador incapaz de ganar en los momentos importantes y que se quiebra bajo presión.
En su vuelta a ese escenario en el 2012 los Vaqueros se llevaron una contundente derrota por 7-27, por lo que este domingo quiere cambiar las cosas y tendrá dos armas muy poderosas de su lado para lograr ese objetivo.
DeMarco Murray ha tenido un arranque de temporada espectacular. En cinco juegos es el líder de la NFL con 670 yardas y cinco anotaciones, aunque también cabe destacar que ha soltado tres balones.
Por aire Dez Bryant con 376 yardas y cuatro anotaciones en este año representa un gran reto para la secundaria de Seattle, donde Richard Sherman tendrá que estar muy al pendiente de la habilidad de este receptor para no permitirle jugadas grandes.
Los Vaqueros llegan a este duelo con cuatro triunfos al hilo, y ante los actuales campenos intentarán mantener su buena racha.
Si hay momentos negativos que marcan carreras, este domingo Romo buscará borrar de forma definitiva esa imagen que todavía muchos recuerdan de él soltando ese balón, y finalmente demostrar su valía en el emparrillado.