El rendimiento de Andrés Guardado, centrocampista del Deportivo, reconquistó al deportivismo en su último año de contrato con el conjunto coruñés, que fue amargo en Pretemporada y dulce desde que el balón echó a rodar.
Su esfuerzo y compromiso, igual que sus goles (ocho) y asistencias (cinco) le han devuelto poco a poco la confianza y el cariño de los seguidores del Deportivo.
La misma afición que en verano le silbó y llegó a insultarle, le pidió que renueve su contrato con el Deportivo cuando su técnico, José Luis Oltra, le sustituyó por Pablo Álvarez en los últimos minutos del partido del pasado sábado ante el filial del Barcelona.
A pesar de que no había marcado ni había aumentado su cuenta de asistencias, el público, durante unos segundos, no demasiados, entonó un audible “Guardado quédate”.
Es una utopía porque el deportivismo es consciente de que Guardado, a partir de junio, dejará de vestir la elástica blanquiazul, que le abrió las puertas del futbol europeo en la temporada 2007-08.
Meses atrás se le dio como fichaje del Valencia para la próxima temporada, pero ni siquiera esa posible operación ha logrado que se le cuestione porque su aportación en el campo eclipsa cualquier tipo de duda.
El jugador azteca ofrece en Segunda División su mejor versión y, además, las lesiones musculares que le han perseguido todas las temporadas desde que llegó a Deportivo en el curso 2007-08, le están dando respiro.
Tuvo un amago de baja el pasado miércoles, una lesión muscular de grado uno en el vasto externo, pero al día siguiente ya estaba trabajando con sus compañeros y pudo llegar a tiempo para el partido con el Barcelona B.
Lo único que ha apartado a Guardado de los terrenos de juego esta temporada han sido las convocatorias de la Selección Mexicana, que, en principio, le impedirán jugar ante el Alcorcón a principios de marzo porque llegará muy justo para el partido tras el amistoso de México con Colombia.
Con la continuidad que le ha dado su técnico, el centrocampista blanquiazul, que guarda silencio ante los medios de comunicación, ha superado con su esfuerzo los capítulos más complicados desde que llegó a la Liga española.
Tras el descenso del Deportivo a Segunda después de 20 temporadas en la elite del futbol español, Guardado fue uno de los señalados, su club le colgó el cartel de transferible y su agente llegó a decir que el futbolista no quería jugar en la categoría de plata.
Los aficionados, que ya se habían encarado con él el día del descenso, se lo reprocharon con silbidos y cánticos en el segundo encuentro de la pretemporada.
Dos días después, en la única comparecencia pública que ha ofrecido este curso, se mostró dolido por la actitud los aficionados, criticó a los periodistas por atribuirle declaraciones de su agente de las que se desmarcó y aseguró que iba a dar el “cien por ciento” por el Deportivo si se quedaba.
Se quedó, fue titular desde el primer momento, y empezó a reconquistar al deportivismo con una actuación sobresaliente y decisiva ante el Barcelona B en el Miniestadi, el mismo rival ante el que el pasado fin de semana escuchó el cántico de “Guardado quédate”, que venía de la grada de Riazor, a la que ha reconquistado.