Fortaleza, Brasil. – El día lucía perfecto para cambiar la historia, mexicanos al grito de guerra con la esperanza de ver en un partido de fútbol un cambio que permite pensar que si se puede.
Desde temprano el estadio de Fortaleza fue llenándose de verde, un poco de naranja y algunos amarillos que sólo iban a disfrutar del encuentro, “y ya lo ven, y ya lo ven, somos locales otra vez”.
Se preparaban con Brahma (cerveza), se afinaban los detalles y la hora esperada llegaba.
El Santo, Blue Demon, Huracán Ramírez, las adelitas, los guerreros aztecas, los falsos Memo Ochoa y todos los aficionados dieron la bienvenida a la selección.
México calentaba en una cancha que ya era caliente.
Los jugadores saludaron e iniciaron su calentamiento.
Salcido fue la opción del “Piojo” para suplir a Juan “Gallito” Vázquez, por lo que el tamaulipeco Carlos “Gullit” Peña tendría que esperar. Se escucha la rechifla, Holanda entró a la cancha, los ataques hacía los jugadores de la “naranja mecánica” intentan ocultar el miedo que se les tiene, Van Persie, Robben y sus compañeros ni se inmutan.
Regresan al vestidor, había ánimo en la afición mexicana y luego de unos minutos inició el protocolo de entrada. Un momento que nunca se olvida en un Mundial es el sonar del himno nacional, este no fue la excepción, con lágrimas en los ojos y a todo pulmón se escuchó, cerrando con el clásico ¡Viva México cabrones!
El curso intensivo de sufrimiento empezó, los 90 minutos para cambiar la historia de los Octavos de Final.
México empezó dominante, vaya sorpresa, y es que no se puede negar que con equipos llamados “grandes” los nuestros se agrandan aunque los resultados puedan decir otra cosa.
Los primeros 45 minutos de curso de sufrimiento pasaba, no había sido tan malo, el marcador seguía inmóvil 0-0.
Para la segunda parte, México dio el primer golpe, gol de Giovani Dos Santos, la afición celebra con los baños de cerveza y con la satisfacción de que se puede hacer historia, Santo, Blue Demon, los guerreros aztecas, el Chapulin Colorado, los falsos Memo Ochoa, todos estallan en júbilo.
Vuelve a aparecer el ¡Si…. se puede!
Holanda se preocupaba y hacía cambios, el calor los afectaba y ni los tiempos que ahora otorga la FIFA les ayudaban.
Memo Ochoa volvía a demostrar su calidad ante los embates holandeses, irónicamente el grito que tanto ha causado polémica en este mundial nunca ha sido para Memo.
Minutos finales y las decisiones de Miguel Herrera no le gustan a los directores técnicos de la grada, se gastan los tres cambios y ningún tamaulipeco vería juego con Holanda, Carlos Peña y Alan Pulido tendrán que esperar a Rusia.
Tiro de esquina, centro de Robben, un rebote y Sneijder mete el del empate al 88′.
Si una persona tuviera que ver el juego de espaldas a la portería las caras lo dirían todo, la afición sentía ese frío que sólo los cruza azulinos sienten.
La afición holandesa estallaba, todo el partido fueron mesurados y en varios intentos de apoyo a su equipo fueron callados por los mexicanos, pero el gol les dio fuerza.
Los nerviosos paisanos sacaban un grito de apoyo, que no permitiera decaer el ánimo, “no hay pedo, en los tiempos extras los chingamos”, gritaba un aficionado.
Se agregaban 6 minutos y México renunció al ataque, solo Javier “Chicharito” Hernández tendría que buscar sacar el barco adelante, vaya presión para el delantero mexicano.
Holanda apretó y en una jugada futbolera, Robben se tiró uno más de sus “clavados”, penal a favor de Holanda… Nadie lo podía creer, el tiempo estaba casi agotado, una vez más se le pedía a Ochoa uno de sus milagros. No se dio, gol de Holanda.
Posterior al gol repetían la imagen de la supuesta falta, la gente enfureció “¡no mames! ¡no era!”.
El mexicano tiende a quejarse mucho de los arbitrajes de la Liga MX, pero creo que después de este mundial no podrán ser tan severos con el colegiado mexicano.
Se intentaron unos pelotazos al área pero el daño estaba hecho, México 1-2 Holanda. Otra vez los malditos Octavos de Final.
Se acaba el partido y los jugadores se tiran al césped, mientras en las gradas empiezan los llantos “porque así, porque así”.
La derrota es dolorosa de cualquier manera, pero las formas importan, el curso intensivo había terminado.