Justo el día en que se cumplen 57 años de la obtención de su primer título, el Guadalajara se para en la cancha del Estadio Corona TSM con una misión: arrancar de forma exitosa la “Operación resurrección”, luego de un año 2013 en el que murió futbolísticamente, con pobres números y peor juego.
Es una noche de estrenos en Torreón. Chivas presenta un nuevo y polémico uniforme con rayas horizontales azules. Además, presenta en el cuadro inicial, caras que el torneo pasado no estaban: Antonio Rodríguez en el arco; Patricio Araujo ahora como defensa central, junto a Víctor Perales, así como los refuerzos Carlos Gerardo Rodríguez, Israel Castro y Omar Bravo.
De inmediato, el Rebaño Sagrado plasma en el campo lo que será su idea futbolística: es un equipo vertiginoso, con facilidad para crear peligro con latigazos, pero incapaz de “construir” con pausa desde el medio campo, línea que a menudo se ve saltada por pelotazos directos hasta los delanteros, Rafael Márquez Lugo y Aldo de Nigris, o a los volantes, Omar Bravo y Carlos Fierro.
Muy rápido, la fórmula le da resultado. Fierro desborda a toda velocidad por el costado derecho. El centro es raso y fuerte. Todo ocurre dentro del área: la defensa local no atina a despejar dentro; Aldo de Nigris puntea el esférico para Rafael Márquez Lugo, que de espalda al arco muestra inteligencia para ceder a Omar Bravo, quien mete un zurdazo potente que vence a Oswaldo Sánchez.
El remate del mochiteco estremece las redes, apenas al minuto 2. Lo grita mientras corre rumbo al banderín. Jorge Enríquez lo persigue, lo alcanza y lo abraza. Bravo tiene un gran regreso a Chivas, después de vestir dos torneos la camiseta del Atlas. Porta el gafete de capitán y pone adelante al cuadro de José Luis Real con su gol número 109 como rojiblanco. Ahora, está a 13 del máximo anotador en la historia del equipo, el legendario Salvador Reyes.
Si de inicio había planteado una apuesta futbolística, con la ventaja se refuerza: el Guadalajara busca el contragolpe y cede la iniciativa a Santos, que aprovecha para ir por el empate. Oribe Peralta manda su cabezazo por un lado (‘8) y enseguida Alonso Escoboza cruza demasiado un remate dentro del área, tras recibir un taconazo del “Cepillo” (’16). Los tapatíos se salvan.
En otro latigazo, Fierro toca para Bravo, cuyo disparo se estrella en las manos de José Abella.
Con tan poca distancia entre el remate y el jugador santista, el árbitro Óscar Macías juzga que no existe intención y por tanto no marca la pena máxima que los rojiblancos protestan airadamente, al minuto 27.
Cerca del descanso, Santos Laguna insiste al frente. Oribe Peralta salta y conecta de cabeza. El balón va colocado. Parece gol. El travesaño dice que no. El contrarremate le queda a Javier Orozco. El portero Antonio Rodríguez, reacciona y tapa. Israel Castro complementa para alejar el peligro. Chivas se salva milagrosamente, al ’42.
En el segundo tiempo, Carlos Fierro protagoniza otra escapada llena de vértigo. Enfila solo.
Apenas han transcurrido 35 segundos del complemento. Oswaldo Alanís lo derrumba al borde del área. El árbitro muestra sólo la tarjeta amarilla, ante los reclamos visitantes, que exigían una expulsión. El tiro libre es ejecutado por Rafael Márquez Lugo, apenas por un lado.
Corre el ‘50. José Abella se agrega al ataque por el costado derecho. Levanta la vista y manda un servicio raso y potente. Envía el esférico a un mar de piernas. Israel Castro se barre dentro del área. En el afán de cortar el centro, conecta la pelota. Mala fortuna. La envía al fondo de su propio arco. Con un autogol se empata el partido.
Gran diferencia con el torneo pasado: Guadalajara no se cae después del tanto en contra. La fortaleza mental era algo no presente en el Rebaño Sagrado durante los últimos meses. Apenas un minuto más tarde, es nuevamente Fierro quien manda un pelotazo pasado, a segundo poste, donde Omar Bravo prende una volea que se estrella en la base del poste.
Enseguida, “Toño” Rodríguez es puesto a prueba en su primer partido como dueño del puesto titular. Y demuestra que la decisión de entregarle el lugar que durante años fue de Luis Ernesto Michel, no es un error. Se convierte en factor con atinadas apariciones: primero desvía un cabezazo de Oribe Peralta (’59) y enseguida tapa dos fuertes remates de Carlos Darwin Quintero (’60 y ’64).
Santos Laguna se queda con un hombre menos al ’66. Oswaldo Alanís, que ya había rozado la roja directa al arranque del complemento, recibe su segunda amonestación, tras una falta sobre Aldo de Nigris. Guadalajara se encuentra, repentinamente, con el escenario ideal para buscar más.
Sin embargo, genera pocas opciones. La más clara al ’72. Israel Castro lanza un estupendo servicio profundo para Carlos Fierro, que por derecha manda un centro retrasado para Omar Bravo.
La potencia del centro hace difícil el remate del mochiteco, que se va por encima del arco.
Santos aguanta y Chivas no puede. El marcador ya no se mueve. El 1-1 calma algunas de las críticas que el Rebaño Sagrado había recibido incluso antes de que rodara el balón en este Clausura 2014. Le falta trabajo, es cierto, pero el orden que tiene con José Luis Real presagia un torneo al menos no tan catastrófico como los dos anteriores.