El 10 de diciembre del pasado año comenzó el último Clásico en el Bernabéu. Apenas habían transcurrido veinte segundos cuando un par de errores de Valdés y Piqué facilitaron el gol del Real Madrid. Todavía no se habían ni abrazado los jugadores blancos cuando Carles Puyol comenzó a gritar a sus compañeros y levantar sus brazos en señal de ánimo para que nadie se viniera abajo.
Y le obedecieron a rajatabla. El Barcelona se repuso y consiguió un nuevo triunfo en el Bernabéu. El significado y carisma de Puyol entre sus compañeros son inmensos. Es el alma del equipo que nunca permite que nadie se relaje a su alrededor. O por las buenas o por las malas. Piqué ha recordado en alguna ocasión cómo su capitán se puso a pegarle gritos en medio de un partido porque perdía la concentración.
Cincuenta partidos sin perder
La importancia de Puyol en este equipo es capital. El domingo, con el triunfo frente al Betis, encadenó una racha de 50 partidos sin perder. Está claro que su presencia tiene una incidencia directa en el marcador.
Y más aún en el Bernabéu. A lo largo de su trayectoria, Puyol ha ganado seis veces en el estadio madridista, la mayoría de ellas en los últimos años. En las últimas cuatro temporadas, desde que Guardiola es el entrenador del equipo, ha visitado Chamartín en cinco ocasiones, con un balance de cuatro victorias y un empate.